La Escuela del Posacuerdo

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OSWALDO.SANCHEZCon ocasión del Día Escolar de la Paz y la No Violencia (31 de enero) es bueno reflexionar sobre el papel de nuestra Escuela en este camino de la guerra a la paz, formando personas comprometidas en la creación de comunidades capaces de vivir en paz, siendo “uno de los retos más grandes para esta nueva etapa”, según la periodista Ana María Ocoró Lozada.

Pero no hay acuerdo en cómo hacerlo. Uno de los fines de la Educación en Colombia es “La formación en el respeto a la vida y a los demás derechos humanos, a la paz, a los principios democráticos, de convivencia, pluralismo, justicia, solidaridad y equidad, así como en el ejercicio de la tolerancia y la libertad”.

Por su parte, la Corte Constitucional afirma: “La educación en un Estado social de derecho, debe propender porque cada uno de los actores del proceso educativo, especialmente los alumnos, se apropie e interiorice principios fundamentales para la convivencia humana, tales como la tolerancia, el respeto a la diversidad y la igualdad en la diferencia”.

Escudriñando los textos observamos que la Ley habla de “formación”, es decir, actuar siendo portadores de paz; mientras que para los jueces la “educación” se queda en apropiarse (memorizar) normas y principios, así no se apliquen o no se sepa cómo hacerlo. Desgraciadamente Escuela y Maestro ha acogido esta última opción con las consecuencias que hoy vivimos. Frente a este despelote uno quisiera repetirles el famoso: “¿Por qué no te callas?”

Para gusto de los jueces, en encuesta sobre conocimiento cívico y competencias ciudadanas realizada por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA), los estudiantes colombianos pasaron de un puntaje de 462 en el año 2009 a 482 en 2017, igualando a Chile. ¿Satisfechos Consejeros?

Luego de estos 26 años de vigencia de la Ley 115, preguntamos: ¿Es la Escuela remanso donde los niños se forman para vivir la paz y vivir en paz? ¿La formación académica que reciben sí es propicia para que sean seres exitosos y tengan un futuro feliz él y sus hijos? La respuesta la tienen los padres de familia, las disculpas (“fueque…”, “seme…”, “esque…”), los docentes y autoridades; pero algo sí es claro: “la urgencia del país no es una paz a cualquier precio, sino una paz y un progreso en los que cada cual tenga que asumir las consecuencias de su inconsciencia y su incoherencia”, según propone Gonzalo Gallo.

Cuando el presidente Santos afirmaba sin ambages que “Un proceso de paz se asemeja a la elaboración de una morcilla”, comparación poco pulida para la oratoria de un Jefe de Estado, desconocía conceptos de estudiosos que afirman que “La convivencia es un proceso inacabado de construir formas de relación y de darles sentido”, y recomendaciones como las del sudafricano Andries Odendaal, personaje importante en la implementación de los acuerdos de paz en su país: “nunca se debe dar por hecha la paz”, la sociedad debe prepararse para ella.

Contra el decir y querer de leyes y jueces las cosas no van bien, al menos en nuestro Departamento, si nos atenemos a los resultados de las Pruebas SABER 3,5,9 del año 2015 (las últimas que se practicaron) en lo pertinente a Pensamiento Ciudadano (componente cognitivo). Los resultados dicen que en la educación pública el 44% de los niños de 5° poseía un conocimiento ‘Insuficiente’ al respecto, y en 9° era del 33%.

Y si de la-praxis se trata, veamos este titular de un periódico de las islas: “Nuestros jóvenes se están matando y no es un problema policial ni gubernamental, es una disfuncionalidad familiar”. Pero qué error garrafal del desconocido escribidor ¿o es que los medios, por ejemplo, están libres de culpa? No se apresure a eximir a autoridades, ni Escuela, ni Iglesias, ni a la sociedad civil. Tampoco olvide el bello pasaje bíblico de Juan: “quien esté libre de culpa que arroje la primera piedra”

Entre tanto por hacer, la Escuela es la única y última oportunidad que tenemos para salir adelante. Con razón Carmen Anachury Díaz, docente cartagenera, afirma que “La vivencia plena de los valores éticos ciudadanos y morales en la escuela debe ser la tarea día día (sic), no puede estar supeditada a transacción alguna. Donde hay Solidaridad, Tolerancia, Respeto, Amor, se cultiva el valor supremo de la PAZ. Allí se forman ciudadanos(as) promotores y actores de Paz”.

COLETILLA. Según el Plan de Formación Docente 2012-2014, el 79% de los docentes del Departamento estaba entre las categorías 12 y 14 del Escalafón Docente, y el 71,8% tenía 10 o más años de experiencia docente. Agregados los millones de pesos “invertidos” en la cualificación de nuestra educación Preescolar, Básica y Media, surge una pregunta: ¿por qué ese esfuerzo e inversión no se refleja en los resultados escolares? Si alguien respondiera. Si alguien preguntara.