Tía Consuelo y la ley de los plásticos

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JORGE.SANCHEZConsuelo, mujer entrada en los cincuenta años, nacida en un pequeño pueblo a la orilla del rio Magdalena y abuela de dos niñas, reside en San Andrés desde que empezó a dar sus primeros pasos; es además propietaria de una tienda en un populoso barrio de la isla y ve con asombro cuál grande es el volumen de basura que invade este terruño del mar Caribe.

Para algunos ‘Chelo’, para otros ‘tía Consuelo’, por su carisma y bondad que esparce alrededor de su comunidad; ella atiende su negocio siempre con una agradable sonrisa, buscando el mejor producto para satisfacer a su clientela.

Ella, como muchos otros más, ve con alegría eso de la ley que prohibirá los plásticos en el Departamento Archipiélago (proyecto de ley 210 de 2018); más no deja de preocuparse por su aplicabilidad.

“Aquí la gente no quiere parar bola a eso. Así sea para algo pequeño me piden bolsa diciendo que vienen en moto, sabiendo que muchas tienen baúl o que traen maletín grande; pero no, insisten en que les empaque. No sé qué se van a inventar pa’ la próxima, porque tendrán que acatar la ley…”, me dice.

En sus ratos libres, la mujer prende el celular y observa muchas de las publicaciones que salen en Facebook, donde se anuncian graves presagios por la contaminación de ríos, costas y mares; así como también los efectos visibles causados por los plásticos: muerte de ballenas, tortugas atrapadas entre los residuos, aves que han ingerido tapas de envases, entre muchos otros.

En fin. Consuelo está alertada y, aunque poco sabe de estudios académicos, estadísticas o discusiones en el Congreso de la República, el sinnúmero de información que llega a través de sus sentidos hace que se preocupe por lo que pueda pasar en la partecita del mundo donde vive… Rodeada completamente de un inmenso mar y montañas de basura…

“Como dirían esos muchachos que salen a protestar en la televisión: debemos preocuparnos por el futuro del planeta”; así que le insiste a sus clientes que no saquen la basura a deshoras y le dice a los niños que no boten en la calle, el papelito del confite que le compran en la tienda.

Sin embargo, poco ha oído en la radio o leído en periódicos sobre los efectos de la bioacumulación o la biopotenciación.

En palabras sencillas, la bioacumulación es la tendencia de los micro-plásticos a alojarse en los músculos de las especies que los ingieren. La biopotenciación por su parte, es el efecto al que está expuesta la especie que se alimenta de individuos con bioacumulación.

Los micro-plásticos son los pequeñísimos fragmentos en los cuales se ha dividido cualquier residuo de ese material; que por cierto, no se descompone, sino que se fragmenta quedando casi invisible en el agua.

El ser humano vendría siendo el final de esta cadena alimenticia acumuladora de micro-plásticos, y por ende, está expuesto a los mismos efectos. Pero, ¿para qué preocupar a tía Consuelo más de lo que está, con la escasa información que tiene al respecto?

Para qué entristecerla más, contándole que empresas de gran poder económico movilizan a sus vecinos a jornadas de limpieza con el fin de cumplir indicadores de gestión en responsabilidad con el medio ambiente; mientras, en frente de todos invade la isla con cientos de empaques no biodegradables que se suman a las 75 toneladas que a diario llegan a un ‘Magic Garden’ de tres hectáreas (el mismo tamaño de su barrio).

Para qué hacer más sombrío su panorama, diciéndole que sus ‘héroes submarinos’ han estado escarbando entre corales para extraer del fondo del mar toneladas de basura, en un infructuoso esfuerzo, cuando corriente arriba en el sector de Horn Landing está la ‘mina’ de residuos jamás calculados, que fueron arrojados por volquetas al mar durante 25 o más años, sin miramiento alguno

O peor aún, con qué fin hacerle saber que debajo de ese verde-azul del mar de la Seaflower, se vierten aproximadamente 25 litros por segundo de aguas servidas, yendo con ellas, bacterias coliformes, nitratos, fosfatos, millares de colillas de cigarrillo, fragmentos de pañales y toallas sanitarias, productos químicos y cuanto fragmento plástico pase, entre los filtros de un proceso inútil cuando de contaminación se habla.

Preferible es, que Consuelo siga insistiendo en la buena disposición de los residuos entre sus vecinos; que provea de alimentos frescos a su comunidad en paz y sana convivencia; que siga creyendo en sus héroes, que sueñe en que el mañana será mejor y que sus pequeñas nietas tendrán un buen vivir en esta hermosa isla, colmada de bendiciones del Creador...

Última actualización ( Martes, 25 de Junio de 2019 09:06 )