#BasuraChallenge

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Lo primero que debo aclarar, antes de continuar, es que me parece uno de los retos ‘virales’ más estupendos que nos ha traído toda esta hiperconectividad moderna, pues que mejor forma de hacerse notar o de unirse a la onda, que aportando algo, un granito de arena, miles de granitos sumados a este enorme desafío mundial de disposición adecuada de los residuos sólidos; principalmente los plásticos, que incluso para algunos científicos amenazan la supervivencia misma del hombre en este planeta.

Pero como decía antes, el #BasuraChallenge aquí es la isla misma, donde dramáticamente nos estamos ahogando en basura. Y no solo hablo de la apariencia, que al parecer es lo único importante para algunos cuando se habla de la problemática de los residuos sólidos; hablo estructuralmente de un problema sin mayores avances el último cuarto de siglo. Y es que si a usted se le ocurriera practicar este reto viral se encontrará con lo siguiente:

Cientos de basureros satélites a lo largo de la Isla, así que en principio dónde hacerlo no le tomaría más de cinco minutos. ¡Bien! la primera foto, esa junto a los residuos esparcidos quedará ‘fantástica’.

Iniciará con sus guantes, bolsas y rastrillos a recoger, y no se le ocurra levantar alguna piedra o escarbar, aunque sea con la mano más de cinco centímetros, pues encontrará hasta envases de productos que salieron del mercado hace décadas, y este proceso minero de extracción de basura se le saldrá de control.

Descartando los residuos ya enterrados por el tiempo, el problema iniciará inmediatamente se encuentre con el primer colchón, nevera, lavadora o pila de escombro.

¿Dónde venden semejante tamaño de bolsa para introducir estos elementos? En este punto usted tiene dos opciones, o comprar plásticos gigantes y fabricar unas súperbolsas o poner a un lado estos elementos, pues de otra forma la segunda foto con todo ya empacado en bolsas de basura será imposible.

Suponiendo que logre empacar como pueda la nevera o mueble viejo que encontró en su #BasuraChallenge o simplemente los hizo a un lado para la foto, igual el resultado es el mismo, a los siguientes días encontrará la nevera y el mueble en el mismo lugar y el basurero listo para que un nuevo retador se tome sus fotos.

¡Qué gente tan cochina! Sentenciarían algunos de inmediato, y por supuesto que hay problemas que resolver de cultura ciudadana en San Andrés, y muchos, pero culpar a la gente es la fácil, es embolsillar en la tragedia de los comunes un problema estructural que históricamente ha sido incapaz de resolver la administración del Departamento.

Pasamos de ser referencia nacional del buen manejo de los residuos sólidos a la capital de Departamento con el problema más dramático en un poco más de dos décadas, es como si decididamente fuéramos en sentido contrario al resto del mundo.

En San Andrés, estrenar nevera, lavadora o cualquier electrodoméstico, o cambiar colchones o muebles o cambiar el sanitario o el lavaplatos no es motivo de alegría, es motivo de angustia, pues son materiales que no recogen los camiones de la basura, no recogen las rutas de reciclaje o recicladores privados, pero tampoco le dicen quien las recoge, al parecer se asume que usted los debe acumular en su hogar, la mayoría de menos de 50 metros cuadrados, hasta la siguiente jornada de recolección de residuos ‘especiales’; jornada esporádica, de la cual tampoco se enterará.

Pero, así como el moto-taxi cubre una demanda que la administración no cubre, así entran en estas dinámicas los ’loquitos del barrio’ quienes ofrecen sus servicios, para depositar estos residuos lo más lejos posible de su casa, ósea justo al lado de la casa de algún vecino, o vía pública, área que ya está convertida o se convertirá en un lote-basurero-satélite.

Allí entonces, entra la teoría de las ventanas rotas y hace el resto, y poco a poco junto a la llanta con o sin rin, el televisor pantalla plana o barrigón, el cuatri-moto de plástico o de hierro y el tanque de agua roto de asbesto o de lata empezará el nacimiento de un nuevo inquilino en el barrio, que poco a poco se convierte en paisaje.

Pero increíblemente, este dramático problema es quizás el menor de todos, pues integralmente el sistema ha colapsado y la planta de incineración que se vendió como solución, hasta ahora tiene más preguntas que respuestas. Sin embargo, y lo que, si parece de no creer, es que a pesar de simplemente ya no tener donde depositar tanta basura, nuestra producción sigue aumentando como si nada. Solo como ejemplo, hoy somos uno de los pocos sitios sobre la faz de la tierra donde prácticamente se eliminaron del mercado los envases de bebidas retornables.

Debemos tener claras las prioridades y no quedarnos en lo visual, este problema no es principalmente de cultura ciudadana y no es principalmente de recolección, este problema es principalmente de producción y disposición final, para lo cual y a manera de aporte, plasmaré en mi próxima columna una propuesta para este #MegaBasuraChallenge.