Crueldad inútil

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Sin embargo, quienes planifican y perpetran este tipo de acciones nos envían el horrendo mensaje de que la amenaza está presente en todo momento y en todo lugar sin importar lo resguardado que dicho sitio esté.

La Escuela de Cadetes General Santander, sin embargo, no alberga un puesto especializado de combate, sino un centro de formación académica que ofrece programas como administración policial y posgrados, como la especialización en servicio de policía, que gozan de gran prestigio en el extranjero.

El atentado fue dirigido contra una población de jóvenes cadetes, casi niños, provenientes en su mayoría de distintas provincias del país. Muchos de ellos estudian gracias a la existencia de becas, créditos u otro tipo de apoyos económicos.

Ellos son la esperanza de muchos hogares humildes del país y algunos en la lista de víctimas mortales aspiraban a continuar como futuros oficiales la carrera que sus padres emprendieron en la institución como agentes o suboficiales que han servido con abnegación durante su vida a esta república, cuyos ciudadanos son especialmente avaros con la gratitud.

La Policía Nacional es una institución de carácter civil y no militar, y es por esta exposición cotidiana a los peligros que suele ser el blanco predilecto de quienes ejercen la violencia con ventaja y con depravación.

En el pasado los autores de este tipo de atentados también han escogido insensiblemente blancos civiles, como los baños de mujeres de un concurrido centro comercial. Ha afirmado el sociólogo Jean Baudrillard que la fuerza de una acción terrorista reside en su carácter simbólico y sacrificial.

Una acción de este tipo no sólo es la denegación de todas las instituciones de representación, sino que implica otra denegación: la de toda determinación y toda cualidad puesto que apunta a una indistinción asesina que tiene entre sus víctimas preferentes al individuo común e indiferenciado. Por su violencia ciega y anónima, sus autores tratan de encuadrarlas en una especie de democracia impersonal de la muerte buscando asemejarlas en sus resultados con las grandes catástrofes naturales.

¿Qué buscan quienes cometen este tipo de acciones? Buscan estatus, visibilidad y sentido, obtenidos a través del gran despliegue mediático que inevitablemente sigue a su inhumana actuación.

Estos actos de terror se orientan principalmente hacia el futuro, transmitiéndole a la ciudadanía la sensación de que lo peor está por llegar. Pretenden provocar una respuesta violenta, ciega e irreflexiva por parte de quienes ejercen el poder, para así horizontalizar y legitimar su crueldad.

Una respuesta de este tipo es estimulada a partir de las expresiones insensatas y teorías conspirativas que proliferan en las redes del odio. No olvidemos que los extremos ideológicos, aunque enfrentados, se ajustan como lo cóncavo y lo convexo. En Colombia pueden tener un objetivo comunicativo más alto y común: el que la ciudadanía no pueda distinguir entre la guerra y la paz.

(Tomado de El Espectador)