Sobre la Autonomía Caribe

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En el interior del país este hecho ha dado poco de que hablar pese a su trascendencia. Y la razón de ello no es otra que la falta de socialización. Lo cual es peor en la propia región.

Por eso no nos sorprenda que el 14 de marzo sean pocos los ciudadanos que concurramos a las urnas. Y no por culpa de la apatía o la ausencia de compromiso o de la consabida abstención, sino por la poca claridad que el pueblo tiene acerca del asunto. Son muchos los costeños que todavía no tienen conciencia clara acerca de si el proyecto es bueno o no. La justificación más usada por la dirigencia política para sacar adelante el proyecto ha sido la de acabar con las viejas molestias como la centralización, la dependencia de los organismos del Estado asentados en Bogotá, la desatinada visión del Caribe que posee el gobierno nacional, entre otras cosas. Premisas muy atractivas pero poco analizadas por la gente común y corriente. En los foros que se han hecho para explicar la iniciativa la presencia de la población de a pie ha sido escasa. En otras palabras: ha faltado pueblo. Y eso es notorio.

Las voces de los expertos que han salido a decir que esto significará una desmembración de la Nación colombiana, se equivocan. Lo realmente preocupante es la posibilidad de que no pase nada y sólo se esté adoptando una nueva forma de centralización. Y hay ejemplos como Telecaribe, que nacieron con la intención de sacudirse de la influencia interiorana pero ha degenerado en un nuevo centralismo. Nadie desconoce que esta entidad es operada, controlada, y manejada administrativa y políticamente desde Barranquilla. Muy poco influyen en su programación y en las grandes decisiones que allí se toman los departamentos pequeños y pobres como Sucre, Córdoba, San Andrés y Providencia, y Cesar.

Es decir, no hubo evolución. Sólo cambiamos a Bogotá por Barranquilla. Por tal razón sería saludable, antes de constituirnos legalmente en región, que haya un debate más abierto, más popular, más foros pero más escuela para que todo el mundo lo entienda a cabalidad. Y en especial en el archipiélago de San Andrés y Providencia que antes de votar debe estar completamente seguro si conviene o no formar parte de este nuevo modelo. Las gentes de las islas son las que menos información tienen acerca de cómo funcionará esto. Y la dirigencia local sólo se ha dejado llevar por la corriente. Estamos a tiempo de tomar una decisión con la que nos sintamos a gusto. O pensar en otra posibilidad. La Región Insular, por ejemplo. San Andrés, Providencia y Santa Catalina, como lo dicen las normas constitucionales y legales, son un territorio especial, por tanto requiere de un trato igual que es casi seguro no se lo dará Barranquilla. La propia autonomía, como es el parecer de mucha gente isleña, puede ser el camino.

Última actualización ( Lunes, 01 de Marzo de 2010 11:34 )