Querido Iván…

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Tenemos más o menos la misma edad, y seguramente la misma play list. Más allá de eso creo que hay diferencias entre nosotros. Si he de confesarme, ni siquiera voté por ti, y no me voy a esforzar en dar mis razones, lo cierto es que ganaste, ahora eres el presidente y a ti te toca el reto de mantener viva mi tribu.

Si las cosas salen como hasta ahora, la oficialidad pondrá una gran muralla y defenderá con slogans y estrategias publicitarias su posición, probablemente te vea desde lejos saludar como un joven príncipe en una lejana colonia.

Lo primero que debes saber es que el lugar donde te hospedas no refleja la realidad del planeta que visitas, no hay para nosotros agua potable, ni alcantarillado, esas ventajas son privilegios de menos del 20%, tu comitiva seguramente. Lo segundo que sabrás por esta carta, y es algo que ya sospechabas: vivimos sin salud.

No quieren que sepas los detalles, te sonreirán amablemente mientras minimizan la crisis, y te hablaran de “la loca”, del grito que camina las calles como la llorona, lamentándose y haciendo escándalo de una situación que no les parece tan grave. Te van a decir que los medicamentos están todos en las alacenas, aunque en julio se acabara la-xitocina, el diazepam, los antibióticos y el salbutamol.

Te van a decir que los desechos hospitalarios están controlados, pero lo que no te dirán es que el precio se ha triplicado y quien bien lo hacía por cinco años es un desempleado más, que no caza en sus planes. Cuando camines los pasillos del hospital que ahora se llama Clarence Lynd Newball –y que es la única manera de sentir como nuestro un diseño hecho para Tunja–, cuando veas un hospital sin rampas, sin contingencia de agua potable, sin energía eléctrica o alimentos.

Ahí te dirán que los sueldos se pagaron, que las pensiones y la seguridad social están al día: pero es mentira, puedes preguntarles a los cirujanos que se fueron sin salarios, a los proveedores que confiaron en el diablo.

Cuando estés en el cuarto piso, piensa que el área de salud mental tiene ocho camas, pero en San Andrés hay 110 habitantes de las calles y un numero incontable de adictos, recuerda que a los pacientes se les entregó omeprazol por antipsicóticos, durante meses.

Baja al tercer piso, esconderán de ti los pacientes que no remiten y no operan; los niños con un servicio de pediatría oscilante. No quieren que le preguntes a los pediatras de la isla, porque le bajaron el sueldo a la mitad.

En el segundo piso veras sonrisas fingidas y aterradas, esconden los chalecos para protegerse de la radiación de los Rayos X llenos de agujeros, las sabanas viejas y rotas, el malévolo armario con las muestras anatomo patológicas represadas, dejando en ascuas el diagnóstico de al menos 300 personas.  Camina para el otro lado, busca la UCI neonatal, seguramente estrecharás la mano del Neonatologo (qué bueno que hay, deberías venir todos los días, para que hubiese todos los días).

Baja a la urgencia, oye a tu pueblo, no tienen suturas, no tienen insulinas, ni antihipertensivos, pero votaron por ti, porque solo les queda fe.  Al otro lado debe haber un TAC de última generación, o al menos eso dice el plan bienal.

En el subsuelo, pregunta por las lavadoras, deben ser industriales, no maquinitas hechas para amas de casa. Busca la farmacia, la UCI, pregunta como entran y como salen los insumos, y porque lo hacen tan cerca que se saludan con los desechos

Mejor no hablemos de la prevención, de la promoción de la salud. No hablemos de caracterización de pacientes, de grupos de riesgo, de controles prenatales… No, mejor no hablemos de eso.

Deberías ir a Providencia, pero no te dejarán, se pondría en riesgo la vida del primer mandatario, en un pueblo sin lo básico para dar atención a una urgencia. Las vidas de 5000 personas de la maravillosa Providencia, sin embargo, no parecen tan importantes.

Hay formas de salir de la crisis, pero tendrías que pasar por encima de las sonrisas falsas que te van a rodear, de los acuerdos tácitos que nos trajeron hasta aquí, tendrías que enojar a algunos e incomodar a otros.

Podemos salir de este lodazal y tu podrás tener tu primera victoria, podrías pasar a la historia como algo más que una continuidad sosa del nepotismo colombiano, podrías poner orden al caos y hacerte un líder, solo tendrías que querer hacerlo.