Un nuevo gobernador por otros tres meses, el tercero en cuatro meses, tiene el gran reto de inspirar confianza de que va a entregar todo lo anterior y evitar que la administración local siga golpeando donde más duele.
No será una tarea fácil porque el esquema administrativo y de gastos de los cuales él hizo parte central y que tiene en la picota pública a muchos, precipitó las sanciones que llevaron a la crisis política y agravaron los problemas, entre otros, de Salud.
La indefinición y parálisis político-administrativa del gobierno local no parecen tener fin a la vista y lo que se percibe es que todo seguirá igual, las islas seguirán manejadas por el mismo grupo de personas que nada hicieron para prevenir las crisis o que la han provocado.
El mérito de tener a alguien que conoce los problemas desde adentro es insignificante frente a la absoluta necesidad de tener a alguien imparcial, incuestionable y que no tape irregularidades de sus jefes políticos y amigos. Por eso no se ven garantías de un cambio o de un éxito.
Todo nos indica que el interés comunitario es lo que menos importa, que aún se prefieren soluciones ‘políticas’ a la crisis que seguirá por mucho más tiempo si las cosas siguen como van.
Tomemos la crisis de la salud, lo más urgente. Se requiere de más inversiones urgentes que no se anuncian tal vez por la crisis política o porque no hay confianza en que no terminarán donde terminaron otras.
Los estimativos son de mucho dinero requerido, un botín que muchos querrán controlar y que también pudo haber sido la clave de la decisión política de poner de gobernador a alguien que estuvo acompañando al sancionado en todos los actos administrativos que llevaron a la sanción. Por algo llaman a Colombia el país del Sagrado Corazón.
Otro asunto bien grave, el de seguridad, va y vuelve. No han habido crímenes recientes pero aumentan los robos en almacenes y los atracos.
Decisiones, por favor
La Presidencia y los organismos de control deberían hacer un mejor y mayor esfuerzo por las islas. La Procuraduría se lanzó como el gran salvador, pero está empeorando todo al no definir de una vez por todas qué pasará con Ronald Housni para así poder pasar la página y concentrarse en cosas urgentes.
Además de sanciones se necesitan acciones y la Procuraduría y Presidencia parecen impedir que se tomen las adecuadas.
La Procuraduría se está volviendo parte protagónica de la crisis. Siempre lo ha sido en parte, junto a la Contraloría y la Fiscalía, por su parsimonia. Es tiempo de poner punto final a sus múltiples investigaciones y decidir de una vez por todas en vez de decisiones gota a gota.
Es importante también monitorear a algunos de sus funcionarios que actúan de manera sospechosa porque son objeto de ofertas millonarias para archivar casos.
La continuidad mediante el nombramiento de la mano derecha del suspendido gobernador, la indecisión y un tratamiento política a la crisis, hacen mucho daño a las islas (en especial a las finanzas públicas) y posponen soluciones urgentes.
Tampoco ayuda que Fiscalía y Contraloría no se hayan pronunciado a pesar de que hay asuntos que van más allá de situaciones disciplinarias.
La percepción que se tiene es que las islas están nadando en un mar de corrupción pero poco se hace y se ponen intereses personales y políticos por encima de los de las islas. Es muy probable que solo hayamos visto la punta del iceberg.
Una solución política temporal
En tiempos de crisis es adecuado ceñirse a lo ético y no a los dictados políticos. Pero se lo contrario y se optó por una salida 'política'.
Se prefirió dejar las islas en manos de los mismos políticos que las llevaron a la crisis y se omitió poner a alguien que pudiera terminar en el Coral Palace el período que resta antes de las elecciones, así sea que Ronald Housni reciba más sanciones o renuncie.
La falta de trámite de las pólizas de las ambulancias y el no hacer cumplir el contrato de Los Corales, entre otros –o habiendo sido receptor y administrador de los dineros públicos para los cuales el titular está siendo investigado– generan poca confianza. ¿Acaso no hay algo de responsabilidad por asociación?
Hay otro aspecto que pasa desapercibido en esto que ya parece una tragicomedia griega. El gobernador encargado está 'muy' comisionado y esto genera una concertación de poderes que no es buena y que apunta a la crisis misma porque está diseñada para asegurar intereses políticos y desde luego económicos.
Decidía sobre los destinos del fondo Emprender (que a pesar, supuestamente, de aportar ‘capital semilla’, buena parte terminó direccionándose para negocios ya consolidados) mientras atendía asuntos de la Gobernación como Secretario General.
Está en comisión desde la Cámara de Comercio, donde aún es Director o Presidente Ejecutivo, hacia la Secretaría General y de allí a la Gobernación. ¿Acaso no hay gente capaz que pueda concentrarse en su trabajo?
Que alguien sea tan indispensable no es adecuado para el manejo administrativo transparente que necesita la Administración Pública. Si se desea algo de legitimidad debe renunciar a sus dos cargos anteriores y poner a alguien totalmente independiente, al menos, como Secretario General en la Gobernación.
Por todo eso, aún tenemos Gobernador de medio tiempo (y rotatorio) que además tiene nexos demasiado cercanos con el gremio comercial, con el mundo de los negocios y con la persona cuestionada y sancionada por las mismas autoridades. El hilo conductor más preocupante es ser la persona de confianza de dos políticos que presidieron sobre la crisis y que aún ostentan mucho poder a pesar de estar fuera del poder.
Esto también indica cierta debilidad de los dos nuevos representantes y a los otros miembros de la coalición que ganó las pasadas elecciones, y sobre todo perjudica más a las islas porque alarga la crisis.
Debieron haber objetado al nombramiento. ¿Cuáles serían los intereses personales o políticos que el Presidente y los políticos locales respetaron por encima de los de las islas al haber puesto de gobernador a alguien que era central de todas las decisiones para las cuales la Procuraduría sancionó a Ronald Housni?
Es como poner al Conde Drácula de director de un banco de sangre.
No es lo adecuado en lo ético poner a alguien que hace parte de un gobierno sancionado, máxime si esa persona era el Secretario General por cuyo despacho pasó todo lo que firmaba el gobernador emproblemado.
Es hora de renunciar
Lo mejor sería un gobernador en propiedad por el tiempo que resta antes de las elecciones, pero Ronald Housni es reacio a renunciar y con eso arrastra y hace más profunda la crisis. ¿Acaso no es mejor para él montar su defensa desde afuera si es inocente como el alega?
Si tanto quiere a las islas como dicen algunos, debería dejar el camino libre para poder pasar la página. Así colabora para poner punto final a la crisis que su desgreño administrativo inició.
Por alguna razón la Procuraduría lo sancionó. Una sanción de un día debería ser suficiente para darse cuenta de que le ha fallado a las islas y debería motivarlo a irse.
Aunque vuelva en tres meses no tendrá legitimidad ni respaldo político o de la opinión pública. Ya quemó sus cartuchos. Por otro lado, es inconcebible que le vayan a soltar más recursos; fuera de que, además, desde el 20 de julio pasado, no tiene más padrino político para cubrirle la espalda. Los políticos lo evitarán como evitan a la plaga, así que cada día que pasa se quedará más solo y arrastrando a las islas con su tragedia. Si vuelve a gobernar en tres meses iría cojeando hasta el final, una situación que francamente no le conviene a las islas.
De renunciar dejaría abierto el camino para nombrar a alguien en propiedad hasta las nuevas elecciones y ojalá alguien sin nexos políticos para que no haya presión política o legal para respetar terna alguna.
A falta de una renuncia la Procuraduría debería definir de una vez por todas qué pasará. La ‘mano dura’ que prometió, al fin y al cabo, llegó blanda. Faltan decisiones claras y contundentes.
¿Darle un chance al nuevo gobernador rotatorio encargado? Esto no es de tomar o dar chances. Además fue eje central del gobierno que cometió serios errores. Las islas merecen borrón y cuenta nueva, no continuidad.