Plantas desalinizadoras: ¿otro elefante blanco?

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Es sensato en este momento despertar a la conciencia y convocar la veeduría ciudadana por la magnitud de este proyecto, que recuerda a otro de vital envergadura como la planta incineradora de Residuos Sólidos Urbanos (RSU) en el que participaron actores importantes que terminaron omitiendo todo lo concerniente al plan de manejo que hoy, a cinco años de su instalación, la tiene varada y generando pérdidas ambientales y económicas que, al parecer, a nadie le importan.

Los conectados a la red recibirán agua de mar desalinizada y de los pozos de Duppy Gully y sobre todo de la desgastada Cuenca del Cove que ameritaría, a partir de que abran estas llaves, una estrategia inmediata para su recuperación.

Por lo revelado hasta ahora, este no es un proyecto que tendrá cantidad de nuevos usuarios ni mucho menos con especial énfasis en la comunidad raizal. Es un proyecto, eso sí, que aumentará la capacidad de distribución y la calidad del agua de los más de once mil usuarios legales que actualmente están afiliados a la red y a los cuales se les hará un reajuste a sus facturas.

Un factor decisivo para ese futuro inmediato cuando se abra la llave, será haber mejorado la relación entre ese usuario y el prestador del servicio que ronde en la equidad del cobro del producto por la calidad y cantidad de lo recibido, pero no se ve hasta la fecha socialización alguna en ese sentido.

Según datos de Proactiva S.A. ESP –empresa prestadora del servicio– existen pérdidas de agua en la isla de hasta un 60 por ciento, debido a las conexiones fraudulentas, no pago, fugas y deterioro de la red; algo nunca visto en el país y que se espera, en una buena parte, quede subsanado con este proyecto contemplado en el Plan Director del Recurso Hídrico, adelantado por Findeter en respuesta al Plan Archipiélago.

Hasta ahora solo un sector menor de la población conoce o le ha llamado la atención el proyecto –porque en San Andrés a veces rondamos entre la indiferencia y el ser incautos–, sin embargo, tampoco circula la información por parte de las entidades vinculadas. Una clara, libre y amplia comunicación que se pueda consultar en folletos o de manera digitalizada y fluida, como debería ser.

Por eso, en varias entregas de EL ISLEÑO intentaremos aclarar para sus dolientes, las bondades, dificultades y el real alcance del proyecto de diseño e instalación de dos plantas desalinizadoras nuevas. La primera de 50 l/s  que se ejecuta a través de un proceso de Findeter con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y una segunda de 25 l/s, adelantada por la Unidad de Gestión del Riesgo.

Son dos empresas las seleccionadas para instalar las plantas: Protecno y Consorcio San Andrés.

Entre tanto, las notas periodísticas empezarán con la secretaria de Servicios Públicos, Paola Vélez Sosa, y el ingeniero sanitario Anselmo Stephens, quienes aterrizarán el principal interrogante que nació de unas promisorias y altruístas promesas realizadas por el Gobierno Nacional, frente a la sequía de mediados del 2016 sobre a quién va a beneficiar verdaderamente el proyecto.

Continuaremos con Joseph Jessie Martínez, sociólogo del proyecto de la planta desalinizadora de 50 litros por segundo, capaz de producir su propia energía y diseñada por la empresa italiana Protecno.

San Andrés padeció en 2016 una de las sequías más grandes de su historia contemporánea, la cual llevó a la comunidad a ejercer actos indignados de reclamación y a la preocupación de los más estudiosos sobre el futuro de la producción del agua para abastecer las necesidades de una isla cada vez más poblada y desconectada de los servicios básicos.

Seguiremos tocando las puertas de: Findeter, Proactiva, Consorcio San Andrés, representantes de las comunidades beneficiadas y la comunidad raizal, para que no nos tome por sorpresa un nuevo elefante blanco.