Contradictores de esta herramienta pedagógica afirman, por ejemplo, que las tareas a los estudiantes “tienden a causar agotamiento, frustración, conflicto familiar, muy poco tiempo para explorar otros intereses” y fomentan la pérdida de interés en el aprendizaje; además, las tareas carecen de fundamentación científica sólida y son perjudiciales hasta para los adolescentes, es decir, en la Educación Básica.
Incluso las presentan como “una equivocación pedagógica y un abuso”, que no llevan a mejorar el rendimiento escolar y el tiempo dedicado a ellos atenta contra “aprendizajes en artes, deportes, educación religiosa, actividades familiares y comunitarias”; que es mejor: “otorgar espacios al ocio, a la lúdica, la poesía y la literatura, al arte y el deporte, a la curiosidad infantil, a compartir en familia y en sociedad”.
Dice AlfieKohn, autor y conferencista norteamericano en temas educativos, en entrevista al blog Tiching: “Los deberes pueden ser el mayor destructor de curiosidad jamás inventado”.
También se esgrime la discriminación, pues los estudiantes cuyos padres ostentan mayor cultura y solvencia económica obtienen mejores resultados, y dan este ejemplo: “El diseño de un átomo, del sistema solar con esferas de icopor o la elaboración de un traje medieval para niños de primaria, por ejemplo, pone en odiosa comparación el dinero, el tiempo o el ingenio de los padres con sus hijos en la escuela (…)”.
El problema, en nuestro entender, no debería detenerseen tarea sí, tarea no; la situación es más compleja y pasa necesariamente por el docente y su práctica pedagógica. Es el caso de la Matemática, por ejemplo: se pueden dejar 100 problemas al estudiante para hacer en casa o dos para el tiempo de clase, y en ambos casos será absolutamente inocuo y contraproducente el esfuerzo tanto del maestro como del estudiante si lo ejercitado no despierta el interés del niño y se relaciona con su entorno.
“Enseñarles el funcionamiento básico está bien, pero complicarlo hasta la extenuación es una estrategia errónea que les aleja para toda la vida”, reconoce Conrad Wolfram, físico y matemático y fundador de Computer Based Math, una compañía centrada en rediseñar la asignatura de matemáticas. Y así pasa en todas las asignaturas, el maestro se especializa en hacerlas lo más difíciles posible, pues ¡“mi materia no es una costura”!
Una tarea bien diseñada y planeada, que induzca el pensamiento crítico, la creatividad, motive la lectura y la investigación, que promueva el interés por el aprendizaje y la búsqueda de información no solo copará el tiempo de la clase sino que se verá reflejado en la cantidad y calidad del tiempo que el niño dedicará fuera del aula. Eso también son tareas pero con una significación distinta.
Si los padres deben intervenir en la realización de las tareas es porque “algo falla: o bien el niño no ha atendido en clase o es que el profesor no lo ha explicado bien, por lo que los alumnos necesitan la ayuda de sus progenitores para salir de dudas. En este caso el profesor y su colegio deben responsabilizarse”, afirma Luis Carbonel, presidente de CONCAPA, en Madrid.
Además, con esta suplantación enseñan al niño a ser “recostado”, a no cumplir responsabilidades, a no afrontar retos. En el decir de Oscar Henao: “Van a ser dependientes para muchas cosas, y sin argumentos para sentirse orgullosos de sí mismos”.
Para nuestro buen alcalde Herrera, ojalá alguna voz amiga le dijera que no es cierto que al Maestro solo le pagan “para que hagan ejercicios, le ayude al estudiante a resolverlos” o el significado de “la práctica hace al maestro”; la función educadora pasa por ahí y es mucho más; al aventajado alcalde también le pagan para que gobierne, de seguridad a sus ciudadanos, salud, recreación, trabajo, ambiente sano y un sinfín de responsabilidades, lo cual, ciertamente, no le debe dejar tiempo para oficiar de pedagogo, por lo que bien le valdría aplicarse el viejo y conocido refrán de ‘zapatero a tus zapatos’.
Al Maestro lo convido para que tenga presente que “La tarea constituye la herramienta fundamental con la que el profesor lleva a cabo su labor en el proceso de aprendizaje, ya que en ella el alumno desarrolla y pone en juego sus conocimientos y el profesor puede luego evaluar el desarrollo de capacidades”.