La opinión en la diáspora raizal: censura y amenazas

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Este acercamiento nos favorece, al igual que la eliminación de visa para los raizales nicaragüenses que desde hace tiempo veníamos pidiendo al Gobierno Nacional.

Del aporte al desarrollo de las islas y de un mayor acercamiento con el mundo Caribe todos hacemos parte, estemos donde estemos. En eso nadie tiene el monopolio de las ideas o acciones. Es, en parte, de los políticos, pero mucho más de la sociedad civil y de los grupos sociales.

Por eso rechazamos los discursos de naturaleza excluyente que tratan de sacar del panorama del debate público a los que no estamos físicamente allá. Distraen la necesidad de ofrecer fórmulas reales de solución y de responder dudas. Y solo buscan sacar disque ‘piedras del camino’.


Al contrario del grupo de no raizales que quiere ser partícipe en el proceso del Estatuto Raizal (porque ahora les conviene); los raizales que vivimos afuera tenemos el derecho natural y eterno de opinar sobre las islas y eso nadie lo puede quitar. Estar afuera no nos hace menos raizales y tampoco nos priva del derecho de opinar sobre nuestras islas.

Muchos isleños van y vienen; cumplen una función económica y se esfuman. Pero no tienen la unión indisoluble con las islas que tenemos nosotros los raizales por los nexos naturales e históricos entre etnia y territorio. Además, aunque algunos dejemos de ser colombianos o vivimos al otro lado del mundo, nunca dejaremos de ser raizales.

Muchos preferirían estar viviendo en las islas, pero a falta de oportunidades ha tocado buscar futuro en otros sitios. Las islas atraen turistas pero despiden a su propia gente, la más capacitada que debería quedarse, contrario a la curiosa propuesta de uno de nuestros representantes a la Cámara de que se exporte talento para aliviar la carga poblacional. Ese mismo político no raizal me ha expresado que no tengo derecho a opinar sobre las islas porque no vivo en ellas. ¡Hasta donde hemos llegado!

Vacío político y oficial que llena la sociedad civil

La crítica por parte de sectores políticos a la opinión o aporte que hacemos algunos que vivimos afuera refleja un problema más profundo en las islas y la ignorancia sobre ese aporte.

Es la incapacidad de esos sectores políticos y oficiales de atender los problemas y ligado a ello el inconformismo que les genera cualquier tipo de crítica, lo cual los lleva a obstaculizar o callar intentos de cambio impulsados por miembros de la sociedad civil.

Pero a falta de soluciones, la sociedad civil y cada ciudadano debe actuar, aunque sea expresando una opinión crítica y constructiva.

Por eso se está viendo más y más un modelo de presión de soluciones desde abajo, una gestión desde la base, en contraste con lo oficial que mucho gasta pero poco solucionan. A esto se agrega que muchos políticos y altos funcionarios en quienes hemos puesto esperanzas, aparecen solo para las elecciones, las foto-oportunidades y las inauguraciones.

Por eso se ha llegado a cuestionar la utilidad de nuestros políticos y servidores públicos con sus 'estrategias bombero' o 'acciones maquillajes' de soluciones temporales, mientras que a los problemas serios apenas se les ha rallado la superficie (algunos solo con la elaboración de otro estudio mas).

Otra falla grave es que casi toda la fiscalización y el control político, que es también función de ellos, lo hacen la sociedad civil y la prensa. Esto no es una situación ideal porque no hay acceso a mucha información (nos esconden cosas y descaradamente no responden a derechos de petición). Muchos contratos ni los ponen en la página de la SECOP como lo ordena la ley.

Además de ello, mucha gente tiene miedo a represalias. El miedo se ha vuelvo un poderoso y efectivo instrumento que facilita la ineficiencia e irregularidad en la gestión pública. Criticar puede llevar a no conseguir trabajo, al ‘cierre de puertas’. También manchar la reputación, intimidar o hasta amenazar la integridad física de las personas. Ya muchos han sido puestos en ese paredón de fusilamiento público.

En ese contexto, el discurso de algunos sectores raizales usa la necesidad de la unión raizal para silenciar algunas críticas. Esto tampoco no es adecuado. El escrutinio y la crítica se deben hacer, sea quien sea el destinatario o receptor.

Y, con mayor razón, porque ahora tenemos la mayor inversión pública en la historia de las islas, la cual sin escrutinio y crítica adecuada puede simplemente favorecer más irregularidades y el aplazamiento de soluciones. No hay una línea directa entre ese dinero y soluciones, debido a los cortocircuitos burocráticos o de otros tipos que hay en el sector público.

Como todo en las islas, el Gobierno Nacional está respondiendo tarde a esta nueva realidad de presiones desde la base y de la ineficiencia del gasto público, al igual que el clamor de años de hacer algo para controlar la sobrepoblación. El anuncio de más estudios para entender la situación a tan poco tiempo de terminar este gobierno no augura muchas esperanzas.

Mientras tanto, seguiremos aportando nuestras ideas, aun a riesgo de equivocarnos, o de levantar la ira irracional de quienes se sienten los dueños del poder y la verdad. Somos raizales en cualquier parte del mundo que estemos, es nuestro ADN.

Última actualización ( Domingo, 06 de Agosto de 2017 08:19 )