Jóvenes: una deuda pendiente

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OSWALDO.SANCHEZ“No se puede hablar de futuro sin contemplar estos rostros jóvenes y asumir la responsabilidad que tenemos para con nuestros jóvenes; más que responsabilidad, la palabra justa es deuda, sí, la deuda que tenemos con ellos”. Palabras del Papa Francisco durante la homilía de fin de año, 2016.

Aunque somos conscientes de esta deuda ética, moral y social para con nuestros jóvenes, hacemos todo lo posible para evadirla, asignarla a otros o, en el mejor de los casos, atrasarla y postergarla, en lo que son maestros excelsos nuestros gobernantes.

En 1997 se promulgó la Ley 375 (Ley de juventudes) encausando “políticas, planes y programas por parte del Estado y la sociedad civil para la juventud”. Por su parte, el 4 de enero de 2016, durante el discurso de posesión, el gobernador avisó que “la niñez y la juventud de las islas tendrán más oportunidades de desarrollar sus proyectos de vida”. En ambos casos seguimos esperando.

El Papa denuncia en su homilía el atropello contra los jóvenes: “hemos condenado a nuestros jóvenes a no tener un espacio de real inserción (…) obligándolos a emigrar o a mendigar por empleos que no existen o no les permiten proyectarse en un mañana (…) Esperamos y les exigimos que sean fermento de futuro, pero los discriminamos y «condenamos» a golpear puertas que en su gran mayoría están cerradas”.

Aumenta la deuda. Como respuesta el gobierno nacional se ha comprometido a “crear condiciones de igualdad real y efectiva” para los jóvenes que se encuentren en circunstancias de debilidad y vulnerabilidad manifiesta, pues están muy expuestos a ver trasgredidos “sus derechos, a la exclusión, a la pobreza y a los efectos de la inequidad y la violencia de todo orden”. ¿Cuál es el balance 20 años después?

La Ley 375 considera joven a la persona entre los 14 y 28 años de edad; de acuerdo con el portal de Colombia Joven, el Departamento tiene una población joven de 19.464 personas, de las cuales 9.942 (51,08%) son hombres y 9.522 (48,9%) son mujeres,

Otro retazo a la colcha: el gobierno nacional (Conpes 173) acepta que a medida que transcurre “el ciclo vital”, el porcentaje de jóvenes que solo estudia disminuye de manera severa, pues se pasa de 2,3 millones (14-17 años) a 230 mil (22-28 años). También reconoce como “preocupante” que “Si se incluyen los oficios del hogar (trabajo infantil ampliado) la proporción crece a 25.2% (uno de cada cuatro adolescentes está trabajando)”. La deuda se hace abrumadora.

Aunque el 20 de julio del año pasado el gobernador nos atosigaba dizque porque “el tiempo apremia y los resultados de éste gobierno se están construyendo diariamente con la mayor responsabilidad y seriedad”, no conocemos cómo va la cobertura educativa que para el 2012 era del 12%, según el PDD “Los que soñamos somos más”, y sin mucho pudor añadía que apenas el 13% ingresa a una carrera técnica o profesional. ¿Será que la deuda está pendiente?

El olvido del campo es descorazonador. Según el MEN, a la Educación Media solo accede el 27% de quienes empezaron la Educación Básica. La razón: el abandono estatal. Más: Pablo Vera Salazar, rector de la Universidad del Magdalena, asegura que del total de estudiantes universitarios escasos 152 son del área rural; que la oferta presencial de las universidades en el campo es de apenas el mísero 1%.

Otro elemento desgarradoramente perturbador es constatar cómo la falta de reales oportunidades está arrebatando a los jóvenes del seno de la sociedad y de las familias para convertirlos en sujetos de dependencia e improductividad.

Entre 2016 y 2017 el ICBF ha atendido a 6.735 niños en el Programa de restitución de Derechos por Consumo de Sustancias Psicoactivas y afirma que la prostitución infantil en el país por esta causa es “alarmante y ha aumentado con los años”. Y es que según el DANE el desempleo de los jóvenes marzo-mayo 2017 fue del 12,1% mientras que el de las mujeres fue del 21, 2%, mayor que en 2016: 20, 1%.

¿Así pretende el presidente llevar al país a ser "el más educado” de la región o consolidar una “paz estable y duradera” con tal deuda social con los jóvenes?

El panorama anterior pereciera ser la respuesta al atormentado vate bogotano: «Amplias constelaciones que fulguráis tan lejos,/mirando hacia la tierra desde la comba altura,/¿por qué vuestras miradas de pálidos reflejos/tan llenas de tristeza, tan llenas de dulzura?»

Como el Papa tiene razón, la deuda con la juventud es enorme e impagable, fue mejor haber pasado en silencio el 4 de julio, 'Día de la Juventud' en Colombia.

DESTIERRO: como no existe en Colombia, alguien hizo 'trizas' la Constitución. Hasta pronto, profe Francisco. ¡God, have piety!