En la búsqueda de la paz...

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PASTOR.PUSSEYLa  paz que busca Colombia ahora, se debe definir como un pacto o convenio de acuerdo, para poner fin a un estado de hostilidades entre las partes que han estado en conflicto o en enemistad. ¿Pero, como se percibe esto desde la perspectiva del pueblo raizal?

Primero vamos a definir lo que es rendir: “rendir es cuando una de las partes que han estado en conflicto o en guerra, se ve obligada a deponer o entregar las armas a su opositor en conflicto, debido a la incapacidad física y logística de continuar  luchando o en el estado de hostilidades”.

Ahora bien, si las dos partes deciden dejar las hostilidades y buscar la paz, ninguna de  ellas tiene la facultad de imponer las condiciones del acuerdo  sobre su oponente. Estas condiciones serán de mutuo acuerdo y por eso se dialoga en forma cordial y honrada. Nadie se pone a dialogar con otro, para imponerle condiciones adversas y humillantes.

Otra cosa es hacerle rendir con golpes certeros para luego imponerle sanciones. Se dialoga para poner fin a unas hostilidades fratricidas, costosas, arrogantes e inútiles. Esto es lo que está ocurriendo con el Estado colombiano y FARC. Esto no es entre el pueblo y las FARC.

En 1945,  Alemania no se sentó  a dialogar la paz con los aliados.  Se rindió porque ya no le era posible continuar la guerra, debido a los golpes que le propinaron los aliados. Sus fábricas estaban destruidas, no tenía petróleo, sus vías de transporte y comunicaciones estaban destruidas y las tropas y su pueblo tenían hambre y no tenían como conseguir los alimentos. Aquí no se trataba de dialogar, sino de rendirse  incondicionalmente. Inclusive los lideres  y oficiales más cercanos a Hitler fueron encarcelados algunos y otros ajusticiados. Igual ocurrió con el Japón. No fueron a Suiza a dialogar el cese de actividades y las condiciones de paz. A Japón le correspondió, en humillación, ir cinco millas mar adentro a un acorazado americano a firmar un acta de rendición, sin condiciones. Aquí tampoco se dialogó, sino que se impuso la rendición incondicional.

Independientemente de las acciones de las FARC, o de sus actos de barbarie, no fueron obligadas  deponer las  armas y sus hombres están bien armados y según la prensa tienen mucha plata escondida y disfrazada por ahí. 

Según la misma prensa todavía tienen entre 6000 y 8000 hombres bajo armas.  Podemos alegar que sus hombres están cansados y hastiados de la lucha, sin embargo los soldados del gobierno también lo están.  Muchos de ellos están en la cárcel por abuso de su poder y sus atrocidades, otros han renunciado  para ir al Medio Oriente a hacer una guerra mejor pagada que en Colombia.

Lo más penoso de todo esto es que debido a las guerras, las violencias, las injusticias, las muertes, los asesinatos, las delincuencias; se convocó a una asamblea constituyente. Los constituyentes se preocuparon más por pequeñeces como la restauración del nombre colonial de Bogotá o por alargar el nombre (departamental) de las islas, pero se olvidaron del objetivo esencial de la Constituyente: las guerras, las injusticias y de la paz. 

La Rama Judicial tampoco se queda a tras, todavía se obliga a la OCCRE a legalizar las residencias de personas que fueron legalmente sacadas de esta lata llena de sardinas que son las islas. El Poder Ejecutivo y los políticos de turno, todavía envían y promueven la llegada de personas, tal como en 1912,  1936 o 1957, la llegada de personas a trabajar en las islas en detrimento del talento de los raizales y de los residentes que fueron legalizados por el Decreto-Ley 2762/91. 

Unas islas que no tienen ríos, lagos, ni lagunas, ni fábricas y la fuente de agua subterránea ya está agotada y contaminada, debido al exceso de población. Hoy, los jueces enviados para trabajar en las islas, son juez y parte en el problema de población del archipiélago que más que nunca está en CRISIS como hace 30 años o más y el que está pagando el mayor precio, es el pueblo raizal. 

Hace unos días escuchamos a una magistrada decir en un foro que las sentencias que  fueron hechas en los años 90, hoy son arcaicas. Sin embargo hablamos de justicia y de paz, aquí y allá. La sobrepoblación de las islas es tan real como la existencia de los tribunales y cortes de Colombia.  Este arcaísmo, incluye a la Sentencia C-530/93 de la Corte Constitucional. La crisis anunciada en esta sentencia, no ha sido resuelta aun y se va agudizando cada día y la población raizal sigue pagando el “mayor precio”. Esto decía la sentencia 530. Pero los raizales –mi pueblo– aún siguen siendo desplazados, despojados, dominados, discriminados y subyugados. Estas realidades no son arcaicas. Al contrario están más vivas hoy que en los años 90.

La Constituyente del 91, tenia representación de todos los grupos armados y del Partido Comunista, pero desafortunadamente no se aprobó ni un capítulo para los  momentos neurálgicos como los que hoy vivimos, sin embargo se pretende imponer las condiciones de acuerdo a una de las partes  de la mesa dialogo de la  paz. 

Entonces ¿Por qué nos sorprendemos de que Colombia haya perdido todos los procesos o casi todos, en las cortes internacionales?  La doctora Ingrid Betancur que estaba secuestrada, dijo que, en estos momentos no se debe tratar de conseguir una paz  humillante para  las  FARC.  Desafortunadamente  la Constituyente se olvidó de la paz. 

Pienso que le toca al Congreso autorizar al Ejecutivo, para dialogar con poder decisorio sin que el pueblo intervenga, excepto para opinar, ya que los representantes del pueblo, en la Constituyente, sufrieron de amnesia en 1991. Las FARC no se rindieron por incapacidad como Alemania o el Japón en 1945. Las partes decidieron dialogar en la búsqueda de la paz en igualdad de condiciones, sin mirar la ‘hoja de vida’ de las partes. Porque si de tomarla en consideración se tratara, las dos partes tienen en su haber puntos oscuros y reprochables. Por ejemplo la decisión del Estado de someter y destruir al pueblo raizal con el fin de apoderarse de su territorio. Y esto es un delito internacional y es reprochable. Esto se llama genocidio.

(*) Pastor Enrique Pusey Bent, teólogo y líder cívico del pueblo raizal desde 1955.  CC. No. 3.993.673.

Última actualización ( Sábado, 26 de Noviembre de 2016 06:23 )