Con la ponchera en la cabeza

Imprimir

Está plenamente demostrado que muchas entidades en Colombia, especialmente las que tienen que ver con el manejo de estadísticas estatales, no tienen siempre la certeza de las cosas que informan y podemos decir que a veces, ni las enmienda, porque son repetitivas en este tipo de informes.

Hoy quiero referirme específicamente a unos datos presentados por la Procuraduría General de la Nación, en donde se señala que el Departamento Archipiélago, es uno de los territorios que se encuentra en deuda con la infancia colombiana.

Los que vivimos en esta parte del territorio colombiano, sabemos que eso no es cierto, por eso con todo respeto nos permitimos en esta crónica, hacer apartes de una historia relatada bajo la luz de la experiencia vivida por alguien que en su calidad de periodista, pero en especial de ciudadano común y corriente, transita diariamente por las calles de San Andrés

Hoy en día no podemos negar que no tenemos todos los problemas resueltos, pero con la ayuda del Gobierno Nacional, encarnada en la administración pasada por Álvaro Uribe Velez y ahora con el Presidente Juan Manuel Santos, y la participación activa y humanística del Gobernador Pedro Gallardo Forbes, la deserción escolar, para poner un ejemplo, prácticamente ha desaparecido.

¿Porque nos atrevemos a decir esto? Porque si hay una situación a la que el actual Gobernador ha prestado una atención prácticamente de padre, ha sido la escolaridad. Hoy en las islas ningún muchacho deja de ir a las escuelas y colegios por no tener desayuno, o por no tener un almuerzo, la gente de las islas sabe que esa es una problemática superada.

Este tema lo hemos debatido amplia y democráticamente en el programa Voces por el Archipiélago de la Voz de las Islas, y hemos encontrado allí que los participantes en su mayoría aceptan que la falta de alimentos ya no es óbice para que los muchachos dejen de educarse, gracias a los desayunos y almuerzos suministrados por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y otras entidades.

La Secretaría de Educación Departamental ha implementado además un programa de bonos de transporte, para hacer posible que los educandos que estén alejados de su sitio de estudio, tengan la oportunidad de llegar a seguir cumpliendo con su responsabilidad escolar sin ningún problema.

No podemos solamente por el ánimo a veces burocrático de presentar resultados, dejar en entredicho el trabajo de administraciones como la que ejecuta en San Andrés el actual Gobernador Pedro Gallardo en compañía del ICBF, y con ellos toda una serie de hombres y mujeres que ponen su granito de arena para que nuestra niñez no deambule por las calles, como seguramente si acontece en otras ciudades de Colombia.

No conozco de esa cantidad de niños que laboran en las tiendas, en los supermercados, en las bombas de gasolina, etc., de los cuales hablan algunas estadísticas en el país. Incluso en este periplo que como Presidente del Colegio Nacional de Periodistas de Colombia me he impuesto, puedo afirmar que incluso en Bogotá, ahora encuentro menos niños laborando, sin mediación alguna del Estado.

Los infantes del Departamento Archipiélago, tienen los mejores papás del mundo, porque sabemos de qué manera esos padres se desviven por sus hijos, y eso se nota y se ve especialmente en la celebración de las fiestas patrias, en donde no solo desfilan y festejan nuestros hijos, sino que nosotros los acompañamos.

Es inconsecuente presentar otro tipo de información al país, es inconsecuente desde todo punto de vista, porque es como decirle también a esa Colombia que en su gran mayoría no nos conoce, que en las Islas viven unos padres irresponsables y un gobierno indolente y eso no es cierto, y no es cierto porque nosotros vivimos aquí, tenemos nuestra familia aquí, y porque conocemos y hasta le hacemos seguimiento a esta problemática.

De alguna forma los tiempos cambian, y los procederes de los gobiernos también, y nos parece loable el hecho de buscar permanentemente y de manera sólida la protección de la infancia, pero esta no puede hacerse desde oficinas públicas en Bogotá, ni puede seguirse haciendo desde escritorios perfumados de la misma Capital. Es condición sine qua non que los estadígrafos se trasladen a los sitios sobre los cuales tienen que hacer investigaciones, para de esa manera poder tener unos conceptos y unas cifras objetivas, ojalá lo más reales posibles.

Me comentaba un amigo que muchas de estas estadísticas se hacen vía telefónica, y yo le creo, porque últimamente a San Andrés lo están llenando de estadísticas fantasmas, desde la medición de una obra de Gobierno, en donde no encontré a una sola persona que fuera entrevistada en cuerpo físico, hasta estas estadísticas que “vieron” a niños supuestamente de San Andrés, vendiendo huevos de iguanas por todas partes.

A propósito yo que crecí con el honor de ser un niño que nació con ‘una ponchera en la cabeza’ como parte de la economía familiar en la que vendí platanito manzano, enyucado, caballito de papaya y galletas de limón, puedo decir que para ese entonces los gobiernos poco se preocupaban de los niños de Colombia. Sin embargo también quiero retribuirle a la vida que gracias a esa ponchera aprendí un intenso amor por el trabajo hasta el sol de hoy, que me enseñó a ser un hombre de bien.

Parecería que a veces estamos empeñados en ver crecer hijos inútiles, y despreocupados,  que poco aportarán al ordenamiento social, y que terminarán siendo una carga para la familia y para la sociedad; entonces no nos engañemos, una cosa es el trabajo abusador y arbitrario y otro el trabajo que enseña a ser hombres decentes y responsables. Y ese, por encima de cualquier estadística hay que practicarlo.

(Por Gabriel Salcedo Román).