El Rey Valeriana

Imprimir

A Jorge Muñoz siempre lo he vacilado diciéndole que vino aquí como Jefe de Prensa de Cristóbal Colon, pero realmente es una cariñosa manera de reivindicar su permanencia en las islas.

Pero meditándolo bien, dicho cargo sería injusto. Muñoz hubiera sido más bien el mejor comunicador de Don José Celestino Mutis y su famosa expedición botánica. Es decir, el viejo George haciendo boletines periodísticos para Don José Acevedo y Gómez el tribuno del pueblo un 20 de Julio de 1810. Cara no le falta para acompañar en el mosaico a Camilo Torres y a los otros.

No he conocido un colega más afanoso en el tema de la botánica. Un día le pregunte por tres enfermedades distintas y las tres veces me receto infusión de valeriana. La primera vez le dije que no podía dormir, la segunda que tenia ansiedad, y la tercera que me sentía traicionado. Las dos primeras funcionaron, la tercera, no y entonces me receto borraja, mi estómago se volvió infeliz porque me tomé una tinaja de esa infusión y todavía tengo la misma sensación (de traición).

Desde mi temprana incursión en los medios de comunicación Jorge Muñoz me distinguió con su amistad y apoyo. Nunca se ha dado ínfulas de intelectual aunque todo el mundo sabe que lo es, aunque el mismo no sepa a veces para que sirve eso.

Debería avisparse tomando de su propia medicina, es decir zamparse una tinaja de valeriana, para que entienda que no puede permitir que su obra Poética y Literaria sea condenada al ostracismo. El titulo de su compendio cultural sintetizado se lo estoy dando yo en esta crónica “Yo, el Rey Valeriana” con prólogo de Fito Páez y Charlie García. Para que no jodan más, diría el.

Hablo de sintetizar porque si el Rey Valeriana contara toda su pericia por la vida, la editorial que publique su libro agotaría toda la tinta para rellenar un océano si este se secara, o más bien no habría tinta para revivir en su virilidad al Mar Muerto, diría jocosamente el Rey.

El Rey Valeriana tiene cara de paisa pero nació en el Pacifico, como quien dice rechazó el físico y la piel Lemuria para correr el riesgo de parecerse al padre Hoyos.

Este parecido le ha traído más de un problema, como la noche en que saliendo de un cine porno en Barranquilla, la gente comenzó a gritarle “¡cura pervertido!”; la cosa no pasó a mayores y no llegó a las paginas sociales de El Heraldo porque en ese momento pasaba por el lugar un periodista con cuello de jirafa que logró imponerse por encima de los vociferantes y dijo: “pregúntenle a Ernesto, que él me conoce”.

Volviendo al tema de la Expedición Botánica no quiero imaginarme al pobre de don José Celestino en manos de tan adelantado Jefe de Prensa en el tema de las plantas medicinales. Ustedes se imaginan a Jorge Muñoz, conocido después en el año 2010, como el Rey Valeriana trenzado en una discusión científica con Mutis sobre las propiedades de la cannabis sativis.

Sobre la cannabis es posible que don Celestino la probara a instancia de la insistencia de su vocero, quien seguramente le diría, “no es posible don José que usted mantenga una distancia tan enorme entre lo espiritual y lo material”.

A Muñoz se le iluminan los ojos cuando habla de literatura, pero se le ilumina la vida cuando habla sobre el poder de las plantas medicinales, como el reciente caso de la infusión de la hoja de Guanábana y con la cual está Salvando Vidas.

Simón Bolívar hubiera expulsado todo el catarro que lo mató con una de sus recetas combinación de agua de panela con totumo macho  (a.p.t.m) marca registrada en la Gaceta Oficial del nuevo Reino de Granada a nombre de un tal ‘El ojo que ve’.

Última actualización ( Sábado, 06 de Noviembre de 2010 12:02 )