¿La historia oficial?

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INES.CELISCuándo nos contarán la verdadera historia de las islas, su descubrimiento, sus auténticos héroes; el cómo llegamos a ser colombianos en documentos. Por qué hablamos creole e inglés. ¿Estuvo por estos lados Cristóbal Colón? ¿Qué hace el busto de Simón Bolívar, no muy visible, en un parque?

Cuando pequeña recuerdo que el día de San Andrés un señor de apellido Luna junto con otros personajes recreaban el desembarco de Colón en las playas de Sprat Bight. ¿Tiene eso que ver con nuestras islas? También se empezaron a copiar las celebraciones carnavalescas del continente y se formaban enormes casetas con picops, donde la gente parrandeaba hasta el día siguiente.

San Andrés parece tierra de nadie. Aquí si llegan unos japoneses mañana y se inventan una festividad salimos todos a copiarlos y a celebrarlo. “Ay, heng them likl chaini can dans gud, mii guain do it to”. Todo acto cultural ajeno a las islas es aceptado y difundido como propio. Nos inculcaron a los raizales de que lo nuestro no era tan bueno y que tendríamos que cambiar. Incluyendo nuestro aspecto físico.

Siempre tuve la curiosidad de conocer la historia oficial de las islas, pero hay tantas versiones que no he logrado el pleno convencimiento de ninguna. Para colmo y con tan mala suerte de que mandé a comprar un la novela histórica ‘El capitán Olano’ del escritor español Edward Rosset, donde creía descubriría pequeños y grandes detalles de los días en que desembarcaron los españoles en nuestro archipiélago; pero las páginas (246, 247, 250, 251, 254 y 255) en que supuestamente se trata ‘El descubrimiento del archipiélago de San Andrés. Noviembre 1510', me llegaron en blanco. Justo el capítulo XVIII. Debió ser error de imprenta…

También salió este año un libro titulado: ‘A short history of Providence and San Andres (1629-1901)', del irlandés Sam Cuming y con traducción al castellano por el providenciano Jhon Taylor. Este está fresquito y caliente; con muy buenos datos, historias y mapas. Imperdible. Ah y con las páginas completas.

Hace 505 años, el 25 de noviembre de 1510, cuando el navegante Vasco, Lope de Olano, con su bergantín tropezó con el paraíso terrenal evadiendo un huracán, no solo se salvó de la tormenta sino que descubrió un tesoro en el Caribe con una divina Providencia que aún hoy disfrutan los que la habitan y sus visitantes.

Cuenta Edward Rosset en su narrativa histórica ‘El Capitán Olano’, que después de desembarcar los españoles en la pequeña isla que bautizaron Santa Catalina y luego de repetir los rituales de toma de posesión, el capitán anotó en su diario: “Tanto Providencia como Santa Catalina están separadas de tierra firme por unas cuarenta leguas y tienen el aspecto de un verdadero paraíso terrenal. No es de extrañar que el ‘Almirante’ creyera que efectivamente por estos parajes se encontraba el Edén descrito en la Biblia.”  

El 30 de noviembre los navegantes españoles explorando los alrededores después de la tormenta, descubrieron una isla mayor y la bautizaron San Andrés, por ser día de ese santo. El capitán Olano también sintió alegría porque era el nombre de su querido primo Andrés de Loyola. El vasco calculó que tendría cerca de 30 kilómetros cuadrados y cuando tomó posición del sol con su astrolabio: anotó 12° 35’ 37” N.

Hoy por hoy este hermoso archipiélago declarado Reserva Mundial de la Biósfera llamada ´Seaflower´ en honor a la embarcación inglesa que trajo consigo al primer asentamiento poblacional de las islas, lucha por sobrevivir en un mundo sobrepoblado donde el hombre y el medio ambiente son los más perjudicados. Los isleños y turistas que dejan sus huellas sobre la arena de sus tímidas playas, deben tomar más conciencia, respeto y amor.

Porque Seaflower no es una utopía. Es sumergirse en el azul profundo de las aguas cristalinas de su océano y descubrir las maravillas de la creación. Es darle la vuelta a la isla de Providencia una y otra vez como en un espiral que enamora. Es caminar en Santa Catalina y respirar el mismo aire esperanzador que respiró el Capitán Olano 505 años después. Seaflower, también es disfrutar de la sonrisa de los niños en Sound Bay; admirar y rescatar las casas típicas sobrevivientes en las islas… En síntesis, es el renacer de nuestra verdadera cultura.