La transformación de las islas

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INES.CELISPasa de ser un deseo natural y proactivo a una gran necesidad. El mundo desde que es mundo se ha ido transformando pero la actual situación social, política y ambiental de las islas clama a gritos un cambio total. No se trata de juzgar a nadie ni de buscar culpables pues los hemos sido todos...

Hemos estado creando a cuentagotas una sociedad sin valores, sin identidad, sin buena educación y sin amor. Hemos creado un monstruo. Fuimos laxos y dejamos que lo peor de distintas culturas permeara la nuestra. Le abrimos las puertas al narcotráfico con sus fatales consecuencias. La perversidad y la corrupción alcanzaron sus máximos puntos. La doble moral nos corroe.

Empezamos a mirar como normal todo lo anormal y confundimos muchos términos como diversión a perversión, pasamos de reunirnos en familia y amigos para escuchar buena música a un nivel de sonido normal a pararnos frente a enormes cajas de resonancia donde ni gritando nos escuchamos.

Nuestros hijos e hijas parados a la vera del camino con alcohol en las manos, drogas en su sangre; en sitios de poca luminosidad entre bandidos armados que muy poco les cuesta desenfundar un revolver o un cuchillo y quitarle la vida a otro ser humano por equis motivo. Simplemente porque en el archipiélago tocamos fondo y la vida no vale nada.

Cada uno tiene que poner de su parte y ayudar a las autoridades a dar un vuelco total para la trasformación de las islas. Aunque sea empezar de cero como parece que hay que hacer; ir reeducando a padres e hijos; enseñarles valores morales. Las iglesias tienen que volver a ser focos de buena educación y comunicación.

Pastores ¿dónde están sus ovejas? Maestros ¿qué les están enseñando a los niños? ¿Padres de familia quiénes conforman un hogar? No todo se ha perdido, podemos volver a empezar. Reinventarnos, conscientes de que tocamos fondo y seguir adelante sin mirar atrás.

La transformación no será de la noche a la mañana pero, para empezar, tenemos que hacer actos de contrición, arrepentimiento, perdón y amor. Actos de reparación, paz y justicia. No dejemos que el ángel de la destrucción siga maltratando las islas.

La naturaleza nos pide a gritos que la atendamos, tan mal estamos de la cabeza que ¿no vemos, no olemos ni oímos? Estamos destruyendo nuestro entorno día a día sin control. El paisaje es triste y desolador. Un desarrollo caótico sin ton ni son. No hay que ir lejos, solo hay que caminar las calles metro a metro, cuidando de no caer en los huecos o que no te atropellen porque los andenes están llenos de obstáculos.

La contaminación visual agobia. La suciedad de las fachadas torna todo el ambiente en un mundo de color gris. No somos ni blancos ni negros. Ni fríos ni calientes nos hemos vuelto tibios y eso a Dios no le agrada…

Tenemos que permanecer unidos en oración sin importar la religión. Las autoridades tienen la tarea de crear reglamentaciones efectivas para ayudar a la formación de una sociedad de sana convivencia donde el respeto y la honradez primen. Como nos enseñaron nuestros ancestros.

Hay que organizar la casa, empezando por saber cuántas cabezas somos para poder entregarnos un casco. Homoch batti de fi gui wi uan chiemba. Cuántos somos y cómo vivimos. Así podremos empezar una nueva transformación de las islas.

Última actualización ( Sábado, 18 de Enero de 2020 07:03 )