Los buenos son más

Imprimir

Los buenos son más, que bueno. Las acciones que nos alejan de la línea que trazamos como recta, las imperfecciones del hombre común, son el marco oscuro en el que se reflejan mejor el contenido nítido y puro de esta mezcla de ángel y lobo, que la evolución caprichosa permite.


Caminando lento en el perfeccionamiento de la mente, nos hemos tardado más en encontrar la paz que en descubrir la pólvora.  Dejamos que la ciencia sublime y pura se contaminara de intenciones bélicas, porque creíamos que es más fácil estar enojado que ser feliz. Mantenemos una ignorancia envidiosa a quienes creemos que oprimimos, y aquellos que nos oprimen mantienen en secreto las soluciones a los problemas. Nos alejamos embebidos en pequeñas diferencias, cuando nuestras intercepciones son mayúsculas.


Pero entonces alguien se levanta y camina, y a este solitario guerrero se le unen soñadores, imperfectos héroes que no serán silenciados. Mi orgullo está con todos aquellos que el 4 de Marzo pasado marcharon por la paz de mi paraíso, en cada paso dibujaron con sudor los ideales de hombres grandes de todos los continentes, con todos los credos, con todas las razas y se escribirán junto a los nombres de M.Luther King, Gandhi, y el mismo Jesús, como hombres que encontraron la perfección en circunstancias imperfectas. Si una vez nos acusé de sordos, hoy hago reverencias a su valor y compromiso.


El principio ya está escrito, ahora queda la tarea difícil de redactar el día a día, suscribirse a compromisos perennes, descubrir que la educación es un servicio público universal y debería ser el más económico de todos, que limitar el anhelo de un niño, frustrar con negativas el futuro de un joven equivalen a un crimen contra la humanidad.                                                                                    

De nuestra complacencia en soluciones facilistas e instantáneas se nutren nuestras dificultades. No es salir a eliminar las manzanas rancias, es encontrarle una utilidad a aquello que el mundo ve con desesperanza. No se esconde un cadáver bajo la cama, no se van los problemas mirando al otro lado.

Una vez más entiendo que un lugar es tan maravilloso como cada uno de sus habitantes, yo, por ejemplo nací en el Paraíso.

Por Edna Rueda Abrahams

Última actualización ( Sábado, 05 de Marzo de 2011 12:48 )