Una serotoninérgica Navidad

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Para empezar aclararé las reglas de este juego: Son realmente muy sencillas, primero es necesario que lea todo el artículo, tal y como está escrito, completo y sin omisiones, después le pediré que remplace una palabra, espero que sus conclusiones sean prontas y tan simples como lo es la ciencia.

Mi tema de hoy es la serotonina. No entre en pánico, podemos hablar de ella sin temer, porque aunque nadie la ha visto, la serotonina existe. Se maneja como una sustancia casi volátil que se mueve libre en el cerebro, pero curiosamente abunda más en el tracto digestivo, y es básicamente la responsable de las metas que nos proponemos, de las sensaciones de placer y de todo aquello que nos gusta.


La serotonina está involucrada en mantener el equilibrio del sueño y la vigilia, porque nadie es feliz sino duerme lo suficiente; también conserva una relación con la saciedad, y esa sensación de que se está lleno y contento; y mantiene el humor en los límites de la alegría.


Pero aunque pareciera ser la responsable de preservar al ser humano enfocado, la serotonina no abunda en la naturaleza… si bien se sabe que camina entre plantas y animales, el ser humano no puede más que consumir sus precursores, porque la cantidad completa de serotonina que produzca para sí, es siempre su responsabilidad.

Esta casi mágica substancia se produce en la base del cerebro, en un lugar donde lo intimo se hace microscópico: dentro de cada uno, y por difícil que pueda ser creerlo, al modular el humor no se ve afectada por un trabajo, una decepción amorosa o un mal día, los factores externos no la alteran, porque una vez más: ella viene de adentro.

Tan personal y propia es que los antidepresivos no la producen, más bien la reciclan, y esto es maravilloso: reciclar la serotonina. Nadie puede donar serotonina, pero se sabe que es contagiosa, que cuando aparece alguien con suficiente para sí, despliega una serie de reacciones en el otro que lo obliga a producir la propia.


Lo que si puede hacer el ser humano es acostumbrarse a vivir con serotonina.

Cuando se presenta, el refuerzo de las actitudes positivas, de reír, de amar, de gozar la vida, la serotonina se vuelve una visita permanente.


Muy bien, la charla técnica ha terminado. No forzaré más su lectura con una aburrida clase de biología. Le pido ahora, que relea el artículo, y cambie la palabra “serotonina” por “felicidad”… y tenga usted una muy  “serotoninérgica” navidad.

Última actualización ( Sábado, 24 de Diciembre de 2011 11:26 )