El arte de ser boludo

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Con una personalidad claramente fálica, los argentinos que son por naturaleza contestatarios e impositivos, entienden la relación con los testigos silentes del pene, y la alta sensibilidad de las que la han sido provistas, han desarrollado un mundo lingüístico, para denominar su concierna.

El término boludo, por ejemplo, es aplicable al imbécil, al amigo y al hermano. Habla del hombre, cuyos genitales han alcanzado un tamaño que supera el que se considera normal, lejos de implicar que tenga una mayor producción de testosterona, y con ella sus características masculinas estén expresadas de mayor manera.

Se relaciona principalmente con la estupidez, lo que me hace pensar que existe un límite en el subconsciente colectivo para la cantidad de masculinidad permitida para un individuo.

Sus derivaciones incluyen el comúnmente denominado pelotudo, (que no es más que un gran boludo, un boludo de grandes ligas) y otras acepciones como “hinchar las pelotas”: que significa incomodar de manera insistente y aguda. Por su parte, aquel que ejecuta esta acción se conoce como el hincha-pelotas, o simplemente el hincha.

También está el concepto -aun peor- “romper las bolas”, que implica la lisis de todo el contenido escrotal, claramente relacionado con la desagrado que seguramente debe ocasionar el tener edematisados o rotos los testículos.

Curiosamente esta nomenclatura es usada tanto por hombres como por mujeres, quienes obviamente carecen de estos órganos, pero entienden la lógica de la desazón, y comparten la sensación de incomodidad que deriva en la expresión.

Es difícil distinguir cuando usted es llamado boludo, pues dependiendo de la región, la pronunciación puede variar, incluyendo asonancias que podrían escribirse como boleaux, con una enunciación parecida al francés, boluu… o boluaaa, este término, con esta dicción generalmente se refiere a una relación más benévola, y denota la aceptación del grupo, por el contrario una impresión sonora calma y claramente entendible: B O L U D O, generalmente acompaña la desaprobación de su comportamiento.

Si viaja a la Argentina, no se preocupe, siempre que revise la guía t, para encontrar su ubicación, usted se verá como un boludo, pero si cuenta con suerte, alguien le indicará hacia dónde ir, y cuando usted se lo agradezca le dirá: “¡no, boluu, de nada!”

(Por Edna Rueda Abrahams).

Última actualización ( Lunes, 25 de Octubre de 2010 18:05 )