“El Departamento Archipiélago es un buque que tocó fondo”

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JUAN.HERRERA.LEAL

El pasado 21 de febrero se cumplieron cuatro meses del encargo del contralmirante Juan Francisco Herrera Leal como gobernador del Archipiélago; lo anterior de conformidad al decreto 1962 del 19 de octubre de 2018, expedido por la Presidencia de la República. EL ISLEÑO habló con el mandatario (e) sobre las acciones que se han desarrollado a la fecha y de su visión particular de las circunstancias. ¿Sobrepoblación o alta densidad demográfica?

¿Cómo se siente después de estos cuatro meses como encargado del Departamento?

Siento que el tiempo ha corrido muy pronto en el proceso de entender la dinámica, de organizar un equipo de trabajo y atender las presiones alrededor de las audiencias contractuales, judiciales, todos los temas que son de interés para el gobierno nacional y determinantes para el Departamento, como la salud y los servicios públicos. Los días se pasan rápido y la agenda siempre se queda corta.

Su relación con el personal de todos los niveles, no solo con los secretarios, ¿cómo ha sido?

Más allá de los secretarios, encontramos –digamos– tres niveles: un primer grupo de personas que son detractores; otro, en un nivel intermedio, que está indeciso entre querer y no aceptar la nueva administración; y un tercer grupo, que está en entera disposición de que haya cambios.

El cambio de secretarios tampoco fue fácil porque, tratándose de una época de fin de año, que en sí misma es compleja, y donde reinaba la incertidumbre de que tal vez en enero se produciría un nuevo cambio en la Gobernación, al contactar posibles candidatos, éstos se negaban a asumir el reto. En cierto momento llegamos a tener cuatro secretarios encargados…

Respaldo presidencial

Posteriormente –continúa el mandatario (e)– sucedió un hecho trascendental y fue una reunión con el Presidente Iván Duque, por solicitud mía, y él me atendió con todo su_staff.

Allí le expliqué algunas situaciones y logró entender varias de mis posiciones, desde mi perspectiva como oficial de insignia que soy, y en el entendido de lo que significa un sistema insular_versus un modelo continental aplicado en este territorio.

Conversamos sobre la necesidad de modificar algunos conceptos y que temas álgidos como el de la salud y servicios públicos, debían tener un capítulo especial para las islas. Tras la conversación, noté al presidente muy atento a estas sugerencias y sentí que el respaldo fue mayor.

Ciertamente, el Gobierno nacional tiene una gran intensión de proporcionar recursos al Departamento, entendiendo la sensibilidad del Archipiélago luego del fallo adverso de La Haya y a propósito de un nuevo pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia que se dará a finales de este año, lo que obliga a prestar mayor atención sobre las islas.

Y en eso encuentro una gran oportunidad, porque se pueden direccionar recursos en aquellos aspectos que consideramos prioridades para que se alineen con lo que el gobierno pretende hacer, y se logren mejoras sustanciales.

Luego de esa reunión en Bogotá, continuó una época de fuerte ataque de la parte política hacia la continuidad de mi encargo; al principio era un poco desconcertante porque nos impedía avanzar en el plan de trabajo. Posteriormente entendí –aclaro, sin ser político–, que esas circunstancias hacen parte de la vida política y en mi condición temporal traté de no distraerme con esas cosas.

Luego llegó el taller ‘Construyendo País’ –otro momento clave a mi modo de ver– donde el Presidente nuevamente ratificó su absoluto respaldo en público, y creo que eso fue determinante porque días después se levantó el movimiento de protesta junto al edificio de la Gobernación.

De ahí para acá se sucedieron situaciones que nos permitieron al fin pensar en cómo terminar este gobierno de encargo, con todos los retrasos del Plan de Desarrollo, y cómo engranarnos con el Plan Nacional que –hay que decirlo– altera un poco la intencionalidad de descentralización de los departamentos que quedó contemplada en la Constitución Política del 91 y ha generado cierta molestia entre algunos mandatarios regionales.

Considero que se viene haciendo un buen trabajo con los ministerios, todos tienen una muy buena disposición; porque se trata de una orden presidencial el hecho de acompañar el proceso para que San Andrés empiece a tener una transformación.

El tema de la ‘sobrepoblación’ ha sido mencionado por usted en diferentes escenarios junto con la necesidad de reubicar de manera humanitaria cierto número de personas. ¿Ese proyecto tiene recepción en el Gobierno Nacional, en los departamentos? ¿Usted percibe viabilidad o cree que existe resistencia en las altas esferas?

Siendo sincero, cuando manifesté la idea, lo hice con toda la naturalidad, convicción y la certeza de conocer un sistema vulnerable y sensible como lo es el de zona costera.

Mi experticia en la Armada Nacional por más de 20 años me ha permitido entender el mar, su conexión con la tierra, la dinámica de las corrientes y de los vientos. Y por eso cuando llegué al Comando Específico de San Andrés (Cesyp) y al hacer un comparativo con lo que pude percibir hace muchos años cuando vine por primera vez, me dijo claramente que aquí hay un problema de carácter ambiental, social y que el sistema no va a aguantar.

Considero que en distintos sectores no se ha alcanzado a dimensionar lo que significa tener una población de más de cien mil habitantes en aproximadamente 24 kilómetros cuadrados –y no en 27, porque no se pueden incluir las zonas de humedales y otros sistemas estratégicos que hay que proteger y que en teoría no pueden ser intervenidos¬.

Muy a pesar de la creación de la Comisión Colombiana del Océano, del Ministerio del Medio Ambiente, que han resaltado en los últimos años la importancia del mar y han tratado de establecer diferencias entre los modelos territoriales y los costeros, pienso que aun así las cátedras se siguen orientando mucho hacia la dinámica continental.

Entiendo la molestia de la gente que vive aquí y que durante las mesas de trabajo que se desarrollaron en torno al Plan de Desarrollo Nacional, pidieron a gritos que se tuviera en cuenta esta problemática, porque son ellos quienes saben del cambio drástico que ha sufrido San Andrés y cómo ha impactado.

La ‘invisible’ sobrepoblación

Sin embargo, el día de la Audiencia Pública del 26 de enero no apareció como tal la palabra sobrepoblación y por eso el reclamo y la molestia de la gran mayoría de los ciudadanos. Posteriormente se cumplió una reunión del Comité Intersectorial que venía a validar dicho concepto, y tampoco volvió a aparecer la palabra sino el término ‘alta intensidad demográfica’.

Ante esta situación, reiteré al Departamento Nacional de Planeación que, si el tema de superpoblación no se pone como un punto crítico no se podrán asignar recursos a la isla. Toca seguir insistiendo porque la realidad es que hay más gente de lo que la isla soporta.

Personalmente me dejó muy preocupado también, cuando el propio director del DANE durante su intervención en esa misma Audiencia, lanzó un dato poblacional de 45 mil personas, cuando se supone que la misma entidad en el censo de 2005 dijo que entre San Andrés, Providencia y Santa Catalina sumaban 77 mil personas.

Sólo si nos fijamos en la tasa de natalidad anual, un promedio de mil nacimientos, trece años después se esperaría que la cifra sobrepasara los 90 mil habitantes.

Una isla sobrediagnosticada

Por eso debemos retomar los estudios de capacidad de carga, con los recursos que existen en la Administración Departamental para este tipo de trabajos tan específicos; pero que tenga un componente internacional y esté orientado también hacia la actualización del Plan de Ordenamiento Territorial.

De un estudio juicioso, pueden desprenderse unas líneas trasversales que nos permitiría determinar la cuantificación demográfica por áreas, a través de mapeos, sin necesidad de ir casa por casa. Eso sí, el plan de retorno voluntario es sólo una estrategia; otra indiscutiblemente pasa por el ejercicio de la autoridad para que el tema de expulsión de irregulares realmente se lleve a cabo.

Esta situación debe generar además, una reflexión interna de todos los ciudadanos y principalmente para los que hacen parte de esa cadena. Porque para nadie es un secreto que ha habido corrupción también en ese tema, permitiendo que por un valor, algunas personas se queden aquí y obtengan su tarjeta de residente.

Si uno quiere hacer algo que realmente sea propositivo para la isla, lo que debemos es dejar una ruta de navegación para el próximo gobernante, con documentos que tienen que ser muy claros y no un montón de estudios que se hacen y no sirven, porque no se socializan o no se ponen en práctica; aquí necesitamos finalizar un estudio y llevarlo a la práctica real.

El pasado 22 de febrero se firmaron dos importantes convenios, tanto para San Andrés como para Providencia (acueducto y alcantarillado) ¿Cómo ve el arranque de esas obras tan necesarias?

Se trata de obras muy importantes porque eran compromisos adquiridos de tiempo atrás. Ya se firmaron las actas de inicio y lo que es fundamental ahora, es que –de parte y parte- se respete y se cumpla lo que se pactó.

Por ejemplo, en el caso de la firma del ‘otro sí’ con Veolia, reconocimos que habían varias cosas que como Gobierno no se habían cumplido; las inversiones grandes corren por cuenta del Estado y por eso no se le podía achacar tota la responsabilidad al operador frente a ciertas situaciones.

Por eso se reforzará el tema de la supervisión y control, para que esas obras avancen de acuerdo a lo establecido; para que la planta de 25 litros por segundo que ya está lista, entre en funcionamiento; para tener el próximo año lista la de 50 l/s y la rehabilitación de redes proyectadas para San Andrés, que fue lo que se firmó recientemente.

Veolia logró corregir el porcentaje de pérdidas que superaban el 85 por ciento a un 65% aproximadamente; una cifra que sigue siendo alta y hace que el negocio sea inviable. Por eso a mediano plano se tendrán que generar necesariamente estrategias para motivar –sobre todo en la parte urbana– la conexión al acueducto de la isla; esa es la única forma de hacer que la tarifa por metro cúbico disminuya, si el número de usuarios aumenta.

‘La responsabilidad pública es el futuro’

Para mí la situación actual del Departamento, se puede comparar con un buque que ‘tocó fondo’; ahora estamos esperando que se estabilice y que comience a ascender.

Mientras tanto, queremos implementar varias estrategias y entre ellas está el cambio de concepto de lo que significa ser ‘funcionario público’. Para ello hemos implementado el lema ‘La responsabilidad pública es el futuro’ y se lo entregaremos a cada funcionario de la Gobernación en un ‘pin’ para que lo lleven en una parte visible de su camisa o blusa.

Quien lo vea sabrá que ahí está representado San Andrés porque, o entramos en una actitud de cambio, o el sistema seguirá colapsando.

Como especialista en mares y costas, ¿cómo ve la posible solución al daño ambiental ocurrido en ‘Little Reef’?

Para mí la solución debe ser integral, todos los actores debemos poner de nuestra parte y –reitero– uno de los graves problemas es la falta de supervisión y control en los procesos, además de la continuidad de los mismos.

El turismo va a tener que poner también su parte, se deben distribuir las cargas para que esto funcione; vamos a tener que restringir varios de los accesos marítimos y ofrecer otras opciones recreativas en la isla.

Nuestros turistas deben entender que la isla es costosa y debemos establecer planes específicos para quienes puedan visitar la isla en condiciones diferentes a las actuales. Nos jactamos del millón cincuenta mil visitantes pero, ¿qué tal que fueran 600 mil que dejen tres o cuatro veces más de recursos en la isla?

Creo que eso es lo que realmente necesitamos; no se trata de seguir saturando la isla y menos sin establecer un sistema ecoturístico, con fuentes de energía limpias, tratamiento de aguas residuales, y otras. Lo anterior conlleva a inversiones públicas grandes y considero que hemos sido tímidos en tener esa visión y materializarla.

A propósito, el tema de la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos (RSU), ¿se sigue moviendo?

Definitivamente. Este es otro gran logro que generamos recientemente, cuando salimos del tema del agua nos metimos de lleno en la RSU y ya llevamos alrededor de ocho reuniones con un grupo que integran ente otros, el consejero presidencial Felipe Buitrago, con un cronograma ya establecido.

Él se ha encargado de hacer un trabajo muy juicioso desde el nivel central, incluso se apropió de la tarea de alinearnos a todos los actores para cumplir con ciertos objetivos, incluyendo al representante del operador del relleno Magic Garden, Interaseo S.A. E.S.P., que no asistió a las primeras convocatorias.

Desconozco qué medidas se tomaron, pero en la última reunión sostenida en Bogotá, se le vio a este operador con una actitud diferente. Y eso es lo que necesitamos, que cada uno ponga su parte y que se detenga lo que venía pasando con los operadores privados y es que hacían lo que querían porque no había una supervisión efectiva.

¿Cómo marcha el tema de la Salud y Seguridad?

Para la administración de la salud, está en marcha un proceso de licitación para conseguir un nuevo operador privado que asumirá el próximo primero de agosto por tres años.

Durante este tiempo, se espera preparar el terreno para poner en marcha un nuevo modelo de salud con la participación de la red local, con profesionales propios de la isla y motivar a que la gente vuelva a los centros de salud para no copar el hospital, y para poder proyectar el concepto de promoción y prevención, promoviendo el autocuidado, buenos hábitos alimenticios y el ejercicio.

También se empezó a trabajar en el hospital de Providencia, para poder atender situaciones básicas allí y que no siempre tenga que viajar la gente hasta San Andrés.

En el tema de seguridad, seguimos trabajando con la Policía y la Fuerza Pública; ahora en mi nuevo rol, entiendo aún más la importancia de conectar el desarrollo social con actividades deportivas y culturales para reforzar el tema de la prevención, que es una etapa clave.

En cuanto a las bandas que han sido desarticuladas y a las recientes capturas, creo que hay grupos delincuenciales conformados pero al no estar completamente ordenados, nos da la oportunidad de romper sus estructuras.

Sin embargo, si el sistema permite incorporar gente nueva, sobretodo joven, ellos logran avanzar en sus propósitos, principalmente en el tema del microtráfico lo cual ha afectado a ciertos sectores de la isla, con una pérdida del sentido de lo que significa ‘sociedad’.

Con preocupación vemos cómo en algunos sitios de la isla se están entorpeciendo las acciones de la Policía y allí hay que empezar un trabajo fuerte para ganarnos a esas comunidades.

Por último y hablando de recreación ¿En qué va el tema del Sunrise Park?

Este es uno de los proyectos donde definitivamente la Gobernación no va a seguir invirtiendo recursos porque no se está utilizando. Hace poco nos enteramos que el sistema interno de la piscina hay que arreglarlo y por eso se ha decidido empezar un proceso de licitación, en las condiciones en que se encuentra el parque actualmente. Ha habido diálogos informales acerca de la posible conformación de una APP, pero por la cuantía y la magnitud del tiempo, debe hacerse todo el proceso de licitación; estamos preparando el pliego para que quien gane la licitación lo arregle y lo ponga a funcionar.

Última actualización ( Sábado, 02 de Marzo de 2019 09:08 )