Se va la primera: todo listo para las elecciones presidenciales

Imprimir

Debate

Este domingo hay muchos asuntos de peso y de fondo que los colombianos se juegan en las urnas. Lo anterior, con implicaciones de largo plazo, y de mucho impacto en todos los niveles de la vida nacional. Lo primero es que este domingo quedarán definidos los dos candidatos presidenciales que irán a disputarse el poder en la segunda vuelta –si la hay– el próximo 17 de junio.

En síntesis, y dependiendo de quién gane en la muy probable primera vuelta, el rumbo de Colombia podría ser muy diferente en los próximos años.

En una contienda marcada por una maratónica cantidad de debates y discursos en plazas públicas, los candidatos Duque, Petro, Vargas, Fajardo  y De la Calle, a continuación, explican a sus votantes en primera persona por qué deben elegirlos en esta primera vuelta (testimonios tomados del debate en City TV).

Iván Duque

Quiero ser presidente porque yo también soy un colombiano, padre de familia, trabajador, que espera ver a sus hijos crecer en un país diferente, con oportunidades económicas, con educación, con industria, con trabajo. Colombia necesita hacer el cambio generacional que permita pasar la página de los debates ideológicos anacrónicos y la politiquería, necesita entender que el futuro es de todos, que es para todos y entre todos lo vamos a construir con legalidad, emprendimiento y equidad.

Quiero ser presidente porque debemos recuperar la confianza, debemos creer en nosotros como nación, en nuestro Estado como institución, en el imperio de la ley, en la justicia. Quiero ser presidente para que haya educación de calidad, con jornada completa, con doble alimentación, con formación técnica y de bachiller, con esperanza para ese país del 73 % que son menores de 45 años, de un país joven que no puede perder el bono demográfico, con desarrollo sostenible, con respeto por el medioambiente, con urbanidad, con civilidad.

Quiero ser el presidente que proponga un gran pacto para promover las reformas que requiere el Estado, para que el campo tenga por fin una oportunidad y para liderar personalmente la lucha contra los carteles de la corrupción, de la droga, para actuar contra las mafias que desangran la alimentación escolar, los hospitales que se roban el futuro. Colombia debe volver a ser un referente de la democracia. No se debe tolerar que el vecino sea un mal vecino, que viole los derechos, que cometa crímenes que nos afecten a todos, por eso es que debemos ser solidarios con los venezolanos.

Quiero ser el presidente para que, con la ayuda de Dios y de los colombianos, por fin podamos mirar hacia adelante, a ese futuro que será para todos.

Gustavo Petro

Porque vamos a sacar a Colombia de los dos siglos de soledad de la violencia, la desigualdad y la corrupción. Las cosas en nuestro país no están bien, por eso proponemos una agenda política de cambio, donde pasemos de una economía raquítica a una economía productiva, en el campo y en las ciudades, con protección del medio ambiente y donde la exportación de petróleo y de oro no acabe con el agua.

Convocamos a un gran acuerdo sobre lo fundamental para adoptar las reformas sociales que el país necesita, que abra las puertas a la iniciativa privada creadora, que impulse la agricultura y la industria, con posibilidades para trabajar, con trabajo decente y con salarios dignos.

Porque para construir una era de paz hacia adelante construiremos una sociedad de clases medias, no de ricos y pobres, una sociedad rica en conocimiento, derechos y justicia social. Porque hay que darle a la juventud su derecho a tener una gran nación donde existir y gozar de la vida, del arte y de la ciencia.

Con Ángela María Robledo haremos efectiva la independencia de la justicia, haremos realidad los derechos a la salud y la educación y los derechos de las mujeres, a quienes protegeremos de todas las formas de violencia y exclusión.

Proponemos democracia plena y paz en Colombia, dejar las maquinarias, la corrupción, los odios y la violencia. Porque Colombia debe ser de todas y todos los colombianos y colombianas.

Germán Vargas Lleras

No es cosa menor la que está en juego en estas elecciones. La confrontación política en estos largos meses de campaña ha alcanzado tal nivel de polarización que corremos el peligro de caer en una profunda desinstitucionalización si no sabemos escoger bien.

Yo, contrario a las propuestas de la izquierda radical populista, que ya anunció que no reconocerá los resultados de las elecciones, y de la extrema derecha que propone eliminar las cortes y reducir el tamaño y conformación del Congreso, represento el respeto por las instituciones, la Constitución y las leyes.

Desde diferentes posiciones en que he podido servir a Colombia, siempre me he enfrentado a las mafias y a la criminalidad. También me he caracterizado por buscar acercar el Estado a los ciudadanos, hacerlo más eficiente y contribuir al desarrollo social. Con estricto cuidado y respeto por los recursos públicos, demostramos que sí era posible transformar la infraestructura física, y ahora, en nuestro gobierno, nos proponemos hacerlo también con la social.

Los desafíos que debe enfrentar el próximo presidente no son menores: al tiempo de garantizar las obras sociales que mejoren la calidad de vida, deberá combatir sin cuartel a las disidencias de las Farc, al Eln, a las ‘bacrim’ y a otras organizaciones criminales que se alimentan del narcotráfico.

En las ciudades el gran reto es acabar con las mafias dedicadas al hurto de celulares, el microtráfico, el atraco callejero y la extorsión. Para enfrentar la criminalidad fortaleceremos la Policía e incrementaremos el pie de fuerza. No más impunidad. Para poder adelantar todas estas grandes transformaciones, necesitamos un presidente probado en lo público y con el suficiente carácter, voluntad política y apoyo institucional para cumplir lo que promete.

Sergio Fajardo

En Medellín, el 5 de noviembre de 1999 cambió mi vida. Después de más de veinticinco años de estar en la academia dictando clases decidí entrar a la política electoral, un mundo que siempre me había parecido oscuro y desagradable. En ese momento, entendí que para cambiar el país era indispensable transformar la política. Entendí que cada vez que decíamos que “había que hacer algo”, estábamos diciéndole a un político que lo hiciera. Y que probablemente no lo iba a hacer.

Caminando por las calles descubrimos que había miles de ciudadanos que compartían esos principios. Uno a uno fuimos llevando ideas y propuestas y así, pese a las burlas iniciales, ganamos la alcaldía y la gobernación. Sin comprar un solo voto, sin hacer negocios con los caciques, sin entregarles un puesto ni un contrato a los corruptos. Y fui elegido sin necesidad de padrinos políticos.

Esa experiencia es fundamental para gobernar ahora Colombia. No es la Presidencia un lugar para aprender a gobernar. Como presidente cuidaré el país, cuidaré a las personas. Juntos podemos abrir la puerta a la educación, gobernar con transparencia, luchar por salud digna para todos y crear un millón quinientos mil empleos.

Juntos podemos demostrar que el medioambiente jamás es un obstáculo para el desarrollo. Juntos podemos decirles a todas las mujeres que su desarrollo es un requisito indispensable para construir una sociedad justa. No pretendo ser un Mesías. Lo único que puedo asegurar es que me voy a rodear de las mejores personas para gobernar.

Los invito a votar por mí por esa nueva página de nuestra historia donde les apostemos a las capacidades y talentos de nuestra gente y a la riqueza de nuestra naturaleza. Con la fuerza de la esperanza se puede.

Humberto de la Calle

Aprovechar o no las oportunidades delante de nosotros es algo que depende hoy de los votantes. La guerra nos ha impedido superar la pobreza, promover la justicia e impulsar el desarrollo sostenible para los colombianos. Hemos aplazado la batalla a fondo contra la corrupción que nos tiene azotados. Quiero ser el presidente de Colombia para recuperar el tiempo perdido. Para asumir un nuevo reto y empezar un nuevo proceso que consiste en nivelar la cancha y construir un país en el que las oportunidades abunden para todos.

Gracias al trabajo cumplido en La Habana, Colombia se encuentra ante la oportunidad única de salir adelante como una nación reconciliada y solidaria. Una nación unida en torno de la esperanza que trae la posibilidad de un futuro en paz, con una economía próspera que encuentra en la diversidad su mayor riqueza, y en la que las oportunidades dependen únicamente del talento y el esfuerzo de quienes las quieran aprovechar. Atrás quedará el recuerdo de los fusiles, de soldados y policías mutilados, y de miles de madres llorando a sus hijos en los cementerios.

Este domingo los votantes decidirán el modelo de país que quieren.

Al acudir a las urnas, los invito a pensar en preservar la democracia y las instituciones, y a mantener los derechos y libertades que la Constitución de 1991 nos reconoce a todos por igual. En mi labor como constituyente de la Carta fundamental que hoy nos rige siempre tuve en mente la necesidad de sentar las bases de un país moderno, abierto y pujante. No podemos retroceder en este empeño. Nunca habíamos estado tan cerca de la paz, pero tampoco habíamos estado tan cerca de perderla. Hagamos que la esperanza de la vida prevalezca sobre la pesadilla de la guerra.

Última actualización ( Domingo, 27 de Mayo de 2018 05:50 )