La muerte del líder militar de las FARC, alias el mono Jojoy, es la prueba fehaciente de que —ahora sí— el Estado colombiano está a la vanguardia del conflicto armado que nos azota desde hace décadas. No hay discusión acerca de que la caída de tan importante guerrillero es un duro golpe al alma de esta fuerza subversiva. Y una demostración de que todo tiene su final, como dice la canción del mismo nombre que interpreta el gran Héctor Lavoe.
Opinión






Entré a esta casa casi al medio día, tenía un antejardín con alelíes que se pronunciaban a media primavera, un camino de piedras terracotas y un timbre enmohecido. Me abrió la puerta una mujer mayor, con más años encima de los que tenía en realidad; aun con saco que recordaba el invierno reciente, zapatos bajitos, y un extravagante lápiz labial rosa… “Es m esposo” dijo, “se queja y no sé que tiene…”.












