Hay indicios de cambios positivos en las relaciones Managua-Bogotá, algo que podría ser bueno para las islas. Este escenario en que ha jugado un papel dominante la hostil política nicaragüense desde los 1980s y que siempre ha sido una piedra en el zapato para Colombia, últimamente parece haber cambiado con una retórica suavizada de Daniel Ortega hacia el país.