En una acción colectiva, un grupo de vecinos de la Avenida Colombia, a la altura del hotel Aquarium, impidió que un antiguo árbol de almendro ubicado en frente al Edifico Sea View, fuera talado sin que presentara un peligro para las personas o las edificaciones que lo rodean.
La solicitud de tala fue presentada a Coralina, que dio el visto bueno para su eliminación, pero esta acción fue contrarrestada por los mismos vecinos quienes también enviaron una solicitud a la entidad, en la que pideron verificar el supuesto peligro que representa para la comunidad.
“Es un arbolito saludable que siempre nos ha dado sombra y simplemente no podemos permitir este ‘arboricidio’ por la única razón que las hojas secas cuando caen molestan a alguien, esto no es razón para tumbar un árbol en ningún punto de la isla”, manifestó un habitante del sector.
El árbol estuvo a punto de ser talado el pasado martes 3 de marzo, pero incluso se aprecia el perfecto estado en el que se encuentra, no tiene insectos ni ha ocasionado daños a la estructura del inmueble que es remodelado para la próxima apertura de un centro nocturno.
Uno de los socios de este nuevo establecimiento que pidió mantener en reserva su nombre, corroboró que no hay abultamiento interno de raíces, ni daños estructurales a las paredes.
En diferentes sectores de San Andrés, algunos desarrollos de infraestructura se imponen a la naturaleza, son talados árboles frutales, de caucho u otros introducidos, que además tienen una gran particularidad: son antiguos y están en la memoria colectiva de la comunidad pues han brindado sombra y hermosos recuerdos.
Por eso cada vez que la autoridad ambiental da permiso para la tala de uno o varios árboles, ha sido la misma comunidad que ha puesto el grito en el cielo, ante lo que consideran ‘arboricidios’.
Por su parte, en una entrevista concedida por el director de Coralina, Durcey Stepens Lever, dijo que el procedimiento es un permiso único que se da en el territorio insular. A nivel nacional se genera el permiso habitualmente si se trata de una tala para aprovechamiento forestal.
Las personas o compañías beneficiarias de dicho permiso tienen que comprobar que el árbol esté dañado y es factible de causar lesiones a las personas o transeúntes; por prevención si el árbol presenta una altura tendenciosa y está expuesto a fuertes vientos o si se encuentran en lotes o terrenos donde se van a desarrollar infraestructuras de algún tipo..
Como el caso reciente de la construcción del nuevo comando de la Policía Nacional, donde fueron talados varios árboles antiguos generando la pérdida de la biodiversidad en esa zona.
Según Coralina, cada vez que se brindan permisos de talas el ejecutante asume el compromiso de sembrar 10 árboles por cada uno que tumban. Esta compensación en teoría se efectúa en predios seleccionados previamente por la autoridad ambiental.
Lo cierto es que la sombra y el color que generan los árboles, se anhela cada vez más en esta ciudad atropellada por el cemento gris y la insensatez humana.