El fin de semana pasado se llevaron a cabo en Providencia dos eventos culturales de enorme importancia y significado, y que permiten pensar que sí es posible encontrar caminos mejores para las islas.
Fueron ellos la realización, promovida y patrocinada por el Ministerio de Cultura y el Observatorio del Caribe Colombiano, de una fiesta tradicional conocida popularmente como ”Fair and Dance” y el concierto “Celebra la Música” dado por niños y jóvenes providencianos en el Midnight Teather, promovido por la Fundación Batuta y la Alcaldía Municipal.
Fair and Dance
Tradicionalmente, sobre todo antes de la luz eléctrica y de los equipos de sonido, la gente se reunía en los jardines de las casas para escuchar música típica, bailar, comer y distraerse, dentro de una modalidad que tenía una característica: los hombres sacaban a bailar a las damas, sólo tres piezas, y en agradecimiento las invitaban a comer algo en una mesa dispuesta para ello, donde había diversas comidas, que ellos debían pagar; esto recibía el nombre de Fair and Dance.
Como comentaba una persona de edad que (al lado de muchos jóvenes) asistió el sábado, la fiesta duraba lo que durara la plata o la comida. En esta ocasión, la comida fue gratuita pero, como una carnada para atrapar a los bailarines tímidos, solo se distribuyó entre aquellos que bailaron, que fue un grupo muy grande de personas de todas las edades, incluyendo niños.
La música estuvo inicialmente a cargo del grupo McLean Brothers, bajo la dirección del Gran Maestro Alban McLean, que interpretó con su mandolina muchas piezas de la música típica isleña y permitió ver cuánto entusiasmo y alegría generan estos ritmos que, por fortuna, aún están presentes en el ambiente cultural de Providencia y Santa Catalina.
Para animar a la gente a bailar, el grupo Raizal Tribute de danzas tradicionales dio una hermosa demostración, y después los bailarines invitaron a los asistentes, lo cual animó la fiesta, y pronto la pista estuvo llena de parejas. A la velada asistieron muchas personas de la comunidad, pues la invitación fue abierta, entre ellos muchos adultos y personas de edad, que hacía muchos años no experimentaban este tipo de espacios.
Como lo propusieron los organizadores del evento, se trataba de que las generaciones mayores recordaran las viejas épocas, y que las nuevas tuvieran la oportunidad de conocerlas, y así fue. Además, acudieron también visitantes y turistas, entre ellos un nutrido grupo de profesores que están adelantando una inmersión en inglés con la Universidad Nacional.
La música de la segunda parte del Fair and Dance estuvo a cargo de un joven talento local y su banda. Se trata de Elkin Robinson y su grupo, que presentó su nuevo CD “Come Round”, una mezcla maravillosa de elementos tradicionales con acentos modernos, alegre y que dio continuidad al baile. Después de la presentación del nuevo disco lanzado por Elkin y en una demostración muy amplia de su versatilidad, nos deleitaron con interpretaciones de viejas canciones de Bob Marley y otros clásicos, en versiones que envidiaría cualquier músico. El evento, que se había iniciado a las 7, se prolongó así hasta cerca de las 12 de la noche.
Esta reconstrucción en vivo de una tradición importante de la cultura isleña es el resultado final de un trabajo de más de dos años adelantado por el Ministerio de Cultura a través del proyecto “Back to Revival: Patrimonio Cultural Inmaterial asociado a la música, el canto y la danza en las islas de Providencia y Santa Catalina”, adelantado por los investigadores locales Katia Bowie, quien estuvo a cargo de la animación y presentación del evento, y Orvil Robinson y coordinado en su etapa final por Ana Isabel Márquez, una antropóloga que tiene profundos vínculos con las islas y sus habitantes.
El propósito del proyecto y de su punto culminante, el evento del sábado, es justamente tratar de reavivar tradiciones que se han debilitado en los últimos tiempos y han perdido significado para las nuevas generaciones, pero que son de gran belleza y tienen un enorme potencial de cohesión social bajo formas muy sanas de diversión; así, en este Fair and Dance, sin que estuviera prohibido, el consumo de alcohol fue mínimo, reemplazado por fuertes dosis de alegría. Y, algo muy importante, fue una fuerte demostración de la capacidad organizativa interna y el potencial de los investigadores locales para generar conocimiento y promover formas de acción social en defensa y alrededor de la cultura, el patrimonio fundamental y más amenazado de las islas.
Celebra la Música
Para continuar con este fin de semana excepcional, el domingo en la tarde se llevó a cabo uno de los eventos más hermosos y sorprendentes que haya tenido lugar en Providencia y Santa Catalina: el concierto “Celebra la Música”, en el Día de la Música, que se inició con la presentación de la Orquesta Sinfónica de Iniciación Batuta.
¡Imagínense!, una Orquesta Sinfónica providenciana, en la cual niños y jóvenes de nuestras islas, bajo la dirección de los músicos de Batuta y en particular de una música residente en Providencia, interpretaron varias piezas incluido el famoso vals Danubio Azul y un hermoso arreglo inspirado en música tradicional de Providencia y Santa Catalina.
Era casi increíble ver a más de 50 niños interpretando armónicamente sus instrumentos, en una demostración maravillosa de lo que puede lograr el estudio y la voluntad y como una prueba indudable de las capacidades intelectuales y artísticas de nuestra juventud.
Esta demostración fue luego corroborada con la presentación de un gran coro de niños, alrededor de 70, del Ensamble Coral Infantil Batuta, conformado por los Grupos Corales de la Escuela de Música Tom Selaya, de la Infancia Misionera y de la Institución Educativa Junín.
Ellos interpretaron cuatro canciones muy alegres, con una simpática coreografía; culminaron con un potpurrí góspel que despertó gran entusiasmo. Hubo otras interpretaciones, todas muy destacables que revelaban diferentes grados de avance en los estudios musicales, algunas de grupos que ya podrían calificarse de profesionales y que incluía algunos invitados de San Andrés.
Valdría entre ellas destacar la presentación del grupo Típico Juvenil Coconut Group, que interpretó música del Archipiélago con instrumentos típicos como la mandolina y el horsejawbone, desde ya dignos sucesores de los grupos de los maestros Alban McLean y Willie Bee.
El concierto hizo públicos los avances de los estudios en música que promueve la Fundación Batuta en las islas, con el apoyo de la Alcaldía y en especial la Secretaría de Desarrollo Social del Municipio, con amplia participación de músicos locales bajo la coordinación de la licenciada Katherine Newball, una brillante profesora isleña apoyada por otros músicos locales y de la Fundación. Todos merecen, junto con sus equipos de trabajo así como con los encargados del teatro Mdnight Dream, las más amplias felicitaciones y agradecimientos.
Luego de estos dos eventos excepcionales renace la confianza en que es posible superar las dificultades que han incidido en el deterioro de las condiciones de vida y del patrimonio cultural de las islas, con base en niños, jóvenes, adultos y mayores dispuestos a esforzarse por desarrollar lo mejor del talento local, hoy en trance de desperdiciarse por cuenta de la precaria educación, la a veces caótica intervención estatal y la nefasta influencia del narcotráfico, propiciadas además por falta de confianza en nuestras propias capacidades.
Ojalá iniciativas similares se estén adelantando en otros aspectos de importancia como los deportes, la ciencia, la tecnología y la innovación, y que pronto conozcamos los avances en estos campos. Sabemos que es posible y queremos ver a nuestros deportistas exitosos, a científicos nuestros haciendo aportes significativos al desarrollo de las islas y al conocimiento mundial, a ingenieros y técnicos locales asumiendo sus responsabilidades hoy con frecuencia delegadas en manos ajenas, y a nuestros artistas maravillosos, que en sus diversas expresiones nos confirman que hay muchos motivos para tener esperanza.
Como quedó demostrado este fin de semana.