Es notoria y desagradable la presencia de grandes cantidades de algas referenciadas como Sargassum, sobre los bordes de playa de la isla que incomoda a propios y extraños por estos días.
Sin embargo esas algas tienen usos positivos, como lo informan los conocedores, como abono entre otras que deberíamos saber aprovechar.
También a diario vemos como el mar nos devuelve algunos de los objetos que arrojamos a sus aguas y con las algas encontramos botellas, plásticos, latas y tantas cosas que contaminan el ambiente y delatan nuestro comportamiento irracional.
En el centenario del territorio que habitamos deberíamos, darnos algunos cambios en la conducta ciudadana y reclamar de residentes y visitantes la disposición adecuada de los deshechos, condenando la botadera de basura al mar.
Y qué decir de lo que vemos por calles y caminos del vecindario arrojarse de taxis, de vehículos particulares, de motos y de a pié, cualquier cantidad de cosas desagradables a la vista. Y es que para ser más limpios y aseados es esencial ensuciar menos.
Debemos tener el propósito de embellecer las islas; tenerlas sanas, seguras y verdes.
Las dificultades se superan con cambios de actitud personales y comunitarios.
Una manera de reiniciarnos diferentes en esta celebración de los 100 años de comienzo de autonomía política y administrativa sería demostrando como nuestras casas son más bellas limpiándolas y pintándolas con hermosos colores.
Está demostrado que esto es una terapia colectiva que impregna de actitud positiva y mejora la convivencia en armonía para más y mejor calidad de vida, oferta invaluable que no tiene precio.
Casas bellas, espacios limpios, mar sin basura… Por un archipiélago verde en el comportamiento de cada uno de nosotros.
Kent Francis James
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