Durante los últimos días varias columnistas de opinión de la prensa nacional se han preguntado si la Fiscal General de la Nación Vivian Morales “actúa bajo la poderosa influencia de su esposo Carlos Alonso Lucio”.
Una de ellas, María Isabel Rueda, en su columna del pasado domingo 18 de diciembre del 2011 en El Tiempo, arguye que le resulta difícil concederle a Lucio —debido a polémico su pasado— el simple estatus de esposo enamorado. Y rechaza, en forma tajante, que su actitud sea catalogada como una intromisión a su intimidad.
En lo que a mí respecta, respetuosamente, considero que si existe una penetración indebida en la vida privada de la Fiscal. Juzgarla incapaz de tomar sus propias decisiones porque a su lado se encuentre un hombre que no genera confianza, es hilar muy delgado. Hasta ofensivo, en cierta forma. Lo que le corresponde a uno como ciudadano, pienso yo, es estar atento a quién investigará, por qué, y cómo lo hará, según lo afirma la misma periodista en la citada columna.
Por lo tanto, a mi parecer, las comentaristas capitalinas se salen del marco periodístico al rondar la intimidad de la Fiscal con base en la creencia incierta de que su marido es el mismísimo caballo de Troya. La doctora Morales no merece, ni ningún parroquiano con la cabeza bien puesta, como la de ella, esta clase de suspicacias puesto que no se trata de un ser humano sin la inteligencia ni el carácter como para no establecer una frontera evidente entre el amor y la justicia.
No se puede, así no más, poner en tela de juicio la idoneidad de alguien. Debemos, de manera razonable, concederle la oportunidad de demostrar que es capaz de impartir justicia con autonomía y transparencia, y de tomar medidas por si sola sin intrusiones nocivas. Como parece estarlo demostrando al ordenar esta misma semana que se investigue la posible relación ilegal de su marido con los paramilitares, tras la sonada carta que le enviara el ex comisionado de paz Luis Carlos Restrepo con información al respecto.
Se que la duda es la materia fundamental del periodismo vigilante, pero esta no debe originarse en asuntos que rozan con la fantasía. La simple sospecha no es argumento suficiente para juzgar a alguien. Creo que es necesario dejar actuar a la doctora Morales sin distracciones de esta naturaleza y permanecer todos en general pendientes a cada paso que de con el fin de no consentirle ninguno en falso.
Por Nadim Marmolejo Sevilla
FELIZ NAVIDAD Y PRÒSPERO AÑO NUEVO PARA TODOS.
COLETILLA: Esta columna de opinión volverá aparecer a mediados del mes de enero de 2012. Muchas gracias por su lectura durante el 2011.
El autor.