A raíz de un video que se viralizó en redes sociales hace unas semanas, muchos conocieron el nombre de Dulce Posada Williams; una creadora de contenido que se ha propuesto dar a conocer al mundo, en el lenguaje sencillo y ágil de estas plataformas, aspectos poco conocidos para muchos sobre el Pueblo Raizal, y en general, acerca de la cultura nativa de las islas.
Más allá de la polémica suscitada por dicho video (que se puede visualizar en sus perfiles), sus posturas despertaron admiración, popularidad y una aprobación categórica por parte de raizales, lo que para ella resultó lo más valioso, según aseguró en esta entrevista.
¿Quién es Dulce María Posada Williams?
Soy hija de una raizal y de un ‘paña’, y aunque amo mis raíces raizales, estoy muy agradecida también por mis otras raíces blanco-mestizas. Nací en San Andrés, he vivido en varias partes de la isla, pero considero que soy más que nada del sector del Barrack, de donde es toda mi familia materna.
Soy abogada, aunque apasionada con todo lo que hace, sobre todo por mi cultura raizal, que es lo que más amo. Estudié en muchos colegios porque era demasiado hiperactiva…después, por asuntos personales, me fui de la isla a los 14 años y terminé el colegio en la ciudad de Medellín, donde residía mi papá.
Sobre mi crianza, quiero decir que fue mixta, distinto a la típica crianza de un raizal. Por eso le decía a mi mamá constantemente: llévame donde mi abuela (al Barrack); al punto que un día me dijo: “entonces, quédate a vivir allá”. Y así fue, viví con mi abuela varios años, luego me fui con mi papá y de esta forma estuve por un tiempo, allá y acá.
¿Eso demuestra lo que eres es hoy en día?
¡Exacto! Creo que ese es el privilegio de ser un ‘mix’: que al final tú decides de qué lado te inclinas más. En mi caso, hace tres años llegó un punto en que definí qué quería ser, porque aunque tenía planeado no vivir en la isla, cuando regresé de la universidad, comprendí que para mí esto es lo mejor y ya no me quiero ir.
¿Qué aspectos de tu niñez o adolescencia marcaron tu raizalidad?
En principio fue difícil, porque cuando era niña relacionaba que ser raizal era ser brusca, no ser femenina. Así que crecí con ese pensamiento erróneo, y no erróneo, porque soy consciente de que no estamos compuestos sólo de cosas buenas y ‘delicadas’.
Viviendo en el Centro y en Sarie Bay, tenía comodidades o privilegios que se tienen por vivir ahí; pero yo prefería estar en el Barrack, bañándome con un balde. Y lo mismo me pasa ahora: hoy tengo la capacidad financiera, pero he elegido quedarme con mi abuelita, porque allá soy muy feliz.
Veo atrás, pienso en mi infancia, y me digo: ¡wow! yo estoy muy arraigada porque siempre fui parte de esto, y aunque me quise desarraigar físicamente, finalmente volví.
¿Crees que vivir por fuera te ayudó a reafirmar tu identidad como raizal?
Sí, porque mis circunstancias antes no eran las más óptimas. Yo me fui de la isla diciendo que jamás volvería a vivir aquí, pero al llegar a Medellín a estudiar fue muy duro, tal vez fue una de las etapas más difíciles de mi vida, porque las costumbres eran bien diferentes.
Llegar a Medellín, expresarme como lo hago aquí y que me dijeran: “Ayy… ¡usted sí que es bullosa!”, ese tipo de comentarios me afectaban demasiado. Realmente yo no entendía por qué nunca encajaba y físicamente tampoco cumplo con el prototipo paisa, lo que me afectaba igualmente.
Así que un día, a los 21 años, dije: me voy para los Estados Unidos. Y así fue, llegué allá, pero poco a poco noté cómo se fue generando un sentimiento, de mi parte, de rechazo hacia las personas blancas; odiaba ser blanca y no negra (y esto es primera vez que lo digo).
Así que empecé a buscar el tener amigos negros, y recuerdo que me desbordaba por ese tipo de amistades sin entender por qué. En medio de momentos de mucha soledad escuchaba música ‘dancehall’ y ‘afrobeats’, o veía fotos de San Andrés, y me sentía feliz; escuchaba a personas hablar el inglés con un acento caribeño, y me decía: ¡estos son de los míos!
Además, ver esa diversidad en los Estados Unidos y sentir todavía algo de segregación, donde ‘cada quien busca a su cada cual’, hizo que reafirmara mi identidad y me dijera: esto es lo que yo soy, es lo que crecí viendo. Allá es a donde pertenezco.
Pasando al tema de la creación de contenido para redes sociales, ¿en qué momento empezaste a hacerlo con ese enfoque raizal?
Con este enfoque, apenas desde el año pasado. Yo regresé a San Andrés el 20 de junio y venía a montar un almacén. Al viajar dije: voy, lo monto, me quedo un mesecito y me devuelvo; pero esa semana que arribé llovió mucho, razón por la que casi no podía salir y esto me llevó a compartir mucho con mi abuela, momentos, y muchas de sus historias.
Uno de esos días estábamos cocinando algo, ‘pigtail’ o unos fríjoles, no lo recuerdo bien, pero se me dio por grabar parte de esa comida y pensé: lo voy a editar y luego lo voy a subir a redes.
Luego, le dije a mi abuela: salgamos aquí afuerita de la casa, para que le compartas a la gente algo de lo que me has contado esta semana. Tras rogarle muchas horas accedió, pero solamente dijo: “San Andrés es lo mejor" y ya, no dijo nada más; pero igual lo monté a redes.
Y así, poco a poco, me fui entusiasmando con la temática de esas historias narradas: después le dije a la vecina que si nos podía compartir algo sobre la isla, y en días posteriores le escribí al profesor Raúl, de mi colegio, que sabía mucho de nuestra cultura.
Como ven, no fue nada planeado, fue algo que me salió del corazón; y cuando volví a viajar, como no podía entrevistar a nadie decidí hacer cosas por mí misma, así que investigaba sobre el tema y me grababa. Realizar este tipo de videos me ha servido para aprender cosas nuevas, e inclusive planeo tomar unas clases de historia del Archipiélago con uno de los grandes historiadores que tenemos.
¿Cómo recibiste el impacto tan grande que tuvo el video que se viralizó?
En principio, de una u otra forma fue difícil aceptarlo, porque yo nunca he querido ser el foco; yo quiero que San Andrés sea el foco, y si es a través de mí, maravilloso, pero que no sea yo el centro de mis publicaciones.
Desafortunadamente, en los videos que le siguieron a esa publicación, yo me convertí en el foco: yo, mi acento, que me creo esto pero soy esto…Pero hubo un factor que, creo, fue el que me mantuvo tranquila: que los raizales me apoyaron mucho.
Hasta ahora, no he leído el primer comentario de un raizal, no de un sanandresano, ¡de un raizal!, que dijera: es que ella está hablando cosas que no son.
La verdad yo no necesito que un sanandresano no raizal, o que un cartagenero, que ni siquiera hace parte de nuestra cultura, entendiera lo que ahí estaba diciendo, con tal que las personas a las que represento lo hicieran, y sintieran que lo que dije estaba bien.
Como joven raizal, ¿cuáles son los aspectos que más le preocupan de las problemáticas actuales, y cuáles son los aspectos que le generan esperanza?
Pensar en eso me pone nostálgica, porque uno siempre guarda la esperanza de confiar en que las cosas cambiarán… Pero siendo realista, siento que es una lucha perdida; considero que es muy difícil surgir siendo la minoría, al menos en este sistema. No estoy diciendo que sea imposible, pero sí muy difícil. Es como las frutas: es muy difícil no pudrirse, si estás en medio de frutas podridas.
Yo no juzgo a mi comunidad, porque es como vengo diciendo: somos producto de las circunstancias en las que crecimos, de las cosas que nos tocó hacer, así fuera por desconocimiento… porque, a mi juicio, vender las tierras a 5000 pesos también es desconocimiento.
¿Qué me da esperanza? siento que después de la viralización de ese video, para nosotros los jóvenes raizales hay un antes y un después, porque veo que más personas están haciendo contenido, y a mí eso me encanta, porque creo que visibilizar es hacer que otros entren en conciencia y que se pueda ver beneficiada la cultura de las islas.
En todo caso, considero eso sí, que los mayores esfuerzos para que no perdamos nuestra identidad, deben provenir desde las máximas autoridades, desde el gobierno como tal. ¿Cómo es que uno de nuestros representantes ante el gobierno central no es raizal?
Puede ser que no estemos lo suficientemente capacitados en muchos aspectos, pero de eso se trata, de que nos capaciten más y que dejen de vernos como menos, por los tantos prejuicios que nos han puesto. Si bien es cierto que la comunidad alza la voz y se ven algunos cambios, si ‘los de arriba’ no los hacen, va a ser una lucha perdida.
Finalmente, ¿ha pensado a dónde quiere llegar o qué impacto quiere dejar con el contenido que hace actualmente?
Realmente no tengo un plan definido, pero mi objetivo es precisamente ese: que alcemos la voz, que digamos esto es de nosotros.
Así que seguiré buscando, a través de mis videos, que empecemos a adquirir sentido de pertenencia con lo que es nuestro. Sé que para estas nuevas generaciones es difícil porque, digamos, así crecimos con la desnaturalización de nuestra identidad debido a toda esta ‘colombianización’; pero poco a poco, siento que estamos entendiendo que: ¡wow! esto también soy yo. Entonces ese es mi único objetivo: servirle a mi comunidad.