Los ‘relojes blandos’ o ‘relojes derretidos’ forman parte de una serie de cuadros del pintor Salvador Dalí que datan desde los años 30. Realizados mediante la técnica del óleo sobre lienzo y de estilo surrealista, los relojes representan –según la crítica– “la memoria de que en algún momento de la vida se acaba”.
Si no se cuida la memoria y simplemente se sigue calentando con los constantes recuerdos del pasado, en algún momento se acabará... Se derretirá. En la obra ‘La Persistencia de la Memoria’, todo es fugaz y el tiempo es relativo; así mismo nuestras relaciones personales e incluso con la naturaleza.
La diferencia como tal, está en los efectos positivos o negativos presentados durante esa relación. Es así que, dentro de lo concerniente a nuestra relación con el medio ambiente, con certeza se ‘derretirá’ de continuar al ritmo actual.
Durante el pasado Foro CILAC 2024, único en su tipo, 60 sesiones con diversas personalidades de la academia y del quehacer ambiental de diversas partes del mundo, abre un panorama esperanzador de ardua labor en temas de investigación, normativa, información y socialización, como también la participación ciudadana en especial a raíz de la contaminación y cambio climático donde, Indiscutiblemente las reservas mundiales de la Biosfera desempeñan un rol de gran importancia.
Las reservas de Biosfera, como la nuestra, son el último recurso al cual podemos y debemos acudir cuando es la preservación ambiental y universal la que se ve amenazada.
Queda entonces –hablando del archipiélago–, en manos de la actual administración y su equipo de trabajo, y los demás entes de control y vigilancia de orden local y nacional; la tarea de orientar y hacer cambiar aquel paradigma de que “los relojes representan la memoria de que en algún momento de la vida se acaba“, al igual que los relojes de Dalí.
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Este artículo obedece a la opinión del columnista. EL ISLEÑO no responde por los puntos de vista que allí se expresan.