Seaflower - Swimwear' es un nuevo emprendimiento de vestidos de baño sostenibles en San Andrés, que surge de la necesidad de combatir la contaminación y librar al océano de la terrible degradación a causa de los plásticos.
Cada vez hay más conciencia del daño ambiental que concibe la inadecuada disposición de residuos y, al mismo tiempo, del aprovechamiento que se le puede dar a desechos sólidos como el plástico, en las diversas industrias para la elaboración de otros productos.
Es así como María Paula Escobar, diseñadora y mercaderista de moda, se suma al cuidado del medio ambiente y protección de los mares, desde una iniciativa de producción sostenible a partir de plástico para la elaboración de sus prendas.
Para dar este paso, la joven de 27 años estudió a profundidad el mercado de los vestidos de baño, concluyendo que la oferta es muy amplia; pero en lo referente a la sostenibilidad y cuidado de los recursos, es un segmento inexplorado en Colombia a diferencia de otros países.
“La mayoría de las marcas grandes no siempre tienen este compromiso con la naturaleza, entonces luego de este diagnóstico nació la idea de crear una marca que tuviera ese compromiso social y la sostenibilidad como prioridad. Como seres humanos somos responsables del medio ambiente y esta es la razón por lo cual los materiales que utilizamos son 100% reciclados, procedentes de botellas pet y en su mayoría sacadas incluso del mar”, explicó la empresaria.
Es así como, en vez de utilizar recursos no renovables como el petróleo para crear poliéster, se convierte el plástico ya existente de botellas en desuso, generando una fibra de alta calidad que luego se convierte en una tela flexible, suave y sustentable.
Actualmente —señaló Escobar—, se desechan un millón de botellas por minuto y solamente se está reciclando el 9% en todo el planeta. Estos plásticos en su gran mayoría se van al océano formando posteriormente ‘micro plásticos’, el problema a fondo de las botellas en el mar.
Proceso de producción
Con Seaflower-Swimwear se le da una nueva vida a estos desechos, transformándolos en trajes de baño de alta calidad, mitigando el impacto ambiental empleando como base textil estos elementos nocivos, convertidos en hilos 100% reciclados para fabricar las prendas; además de emplear una estampación eco-amigable, ya que el uso de agua en su producción es mínima.
El primer paso es la recolección de botellas de plástico desechadas; luego, la clasificación y el lavado. De ahí las botellas son trituradas para obtener pequeños trozos que posteriormente son derretidos y reformulados en pellets, los cuales son fundidos y convertidos en fibra reciclada; un material de excelente calidad para la producción de ropa, accesorios, e incluso, tablas de surf.
Para la fabricación de los bikinis se necesitan ocho botellas pet, mientras que, para hacer un traje de baño enterizo, son necesarias 14 de éstas. Esto representa una gran alternativa para las marcas, pues otra de las buenas noticias es que este proceso no requiere la extracción de petróleo, lo que genera un 75% menos de emisiones de dióxido de carbono (CO2)
Como se comentó, la estampación de los diseños también es un proceso amigable, dado que no requiere de consumo de agua porque casi el 100% del líquido se recicla y está libre de sustancias que tengan riesgos para el medio ambiente, aseguró Escobar.
Tejido suave y diseño fino
Respecto a la calidad y comodidad de las prendas procesadas a través de tecnología renovable, su tejido es supremamente suave al tacto; incluso, los hilos son mucho más finos que el de un vestido de baño convencional.
Por todo el proceso amigable que esto conlleva, estos textiles tienen una vida útil mucho más larga que va de tres a cinco años, y ese mismo material puede ser reutilizado para hacer otras prendas de vestir o bien, para confeccionar incluso otro vestido de baño.
Como su nombre indica, Seaflower-Swimwear está muy conectada con la naturaleza. Por eso sus estampados de tipo tropical, están inspirados en las coloridas casas, la gente alegre, la música y el ambiente caribeño de la isla.
“San Andrés es alegría, es amor, colores vivos y conexión con la naturaleza. Todos estos elementos fueron la musa que dio un hermoso resultado”, señaló la diseñadora textil.
La marca está próxima a sacar su segunda colección, la cual promete ser tan colorida, alegre y divertida como la anterior, además del factor diferenciador que representa su producción ecológica que le imprime un sello insignia, en un territorio que demanda alta protección ambiental.
Los interesados en conocer más de este emprendimiento, pueden encontrarlo en Instragram como: Seaflower-Swimwear.