A continuación el testimonio de la tercera profesional de la salud isleña a la que reconocemos su labor por la batalla que se encuentra librando contra el Covid-19 en la ciudad de Bogotá. Su nombre es Carolinie Gómez Torres, tiene 32 años, es egresada del colegio Luis Amigó y es especialista en Medicina Interna.
Su rol como internista la lleva a seguir de cerca la evolución del Covid-19 en los distintos pacientes junto a sus respectivas enfermedades de base y medir el riesgo cada día para buscar anticiparse a mayores complicaciones o secuelas. A continuación, nos comparte su experiencia:
¿En qué área de la salud da la batalla contra el Covid-19?
Soy médico especialista en medicina interna, y trabajo activamente en dos clínicas privadas en el área de hospitalización y urgencias. Me desempeño tanto en el área COVID19 como NO-COVID19, sin embargo, es notorio desde hace varias semanas la inversión de esa proporción, siendo significativamente mayor el volumen de los pacientes COVID19. En las últimas semanas, podría aproximar haber visto menos de un 10% de casos NO-COVID19.
Mi papel como internista en el área COVID19 de estas clínicas de moderada y alta complejidad, es evaluar individualmente cada caso con sus respectivas enfermedades de base, enfocar tratamientos de acuerdo a la mejor evidencia disponible y estratificar el riesgo día a día de cada paciente para anticiparnos a quienes podrían requerir terapias intensivas, y con esto lograr hacer intervenciones tempranamente para prevenir mayores complicaciones o secuelas. Veo, examino y hablo con cada uno.
Además, me encargo diariamente de comunicar el estado de salud a sus respectivos familiares o cuidadores, aunque algunas veces implique más horas de largas jornadas, y en ocasiones la respuesta desde el otro lado del teléfono sea aprehensiva o desconfiada, siempre trato de cumplir mi otro papel como médico que es educar, informar, y brindar la atención más humana y amorosa posible. Yo amo mi profesión, y amo lograr transmitirla así.
¿Qué significa esta experiencia desde el punto de vista profesional y personal?
Desde el punto de vista profesional, es un reto continuo. Llevamos 7 meses de conocimiento de una enfermedad de proporciones enormes y con un tiempo de presentación agudo, que por ende exige intervenciones rápidas para lograr disminuir la mortalidad, y que no da tiempo para simplemente esperar a que se desarrolle un medicamento dirigido. Hay que trabajar con la mejor evidencia que tengamos disponible, hay que actuar y debe ser lo más efectivo posible el acto, ese es el reto. Hoy sabemos mucho más que hace unos meses, pero aún quedan vacíos de conocimiento que iremos fortaleciendo con el tiempo.
Desde el punto de vista personal me ha hecho más humana, más consciente, más unida. Es una experiencia fortalecedora, aprender el equilibrio entre la realidad que vivimos desde la perspectiva de trabajadores de la salud y la realidad que se sigue viviendo desde afuera, nuestras propias familias, colegas y cercanos, los que están lejos, y los que durante estos tiempos nos dejaron.
¿Ve alguna luz al final del túnel?
Si claro, ¡ser una optimista es la razón de mi trabajar día a día! No lo veo como un final sino como un camino continuo en el que iremos encontrando más luces. Pienso que nadie podría tener certeza sobre un mañana, pero viendo el comportamiento histórico de pandemias previas y otras miles de tragedias en la humanidad, buscamos formas de sobreponernos, de levantarnos, de reconstruir.
Pero hay que trabajarlo, y pronto para que nuestra pérdida no sea más grande. Aún con todas nuestras diferencias, es una de esas excepciones para unirnos contra algo mayor, que va más allá de los intereses personales o políticos. La comunidad científica en diferentes partes del mundo se enfoca en los resultados, en encontrar tratamientos eficaces y seguros con los que se pueda curar o en su defecto controlar la enfermedad, esto ha sido siempre el interés de la ciencia, que ahora trabaja a la mayor velocidad que se haya visto en la medicina.
¿Le gustaría estar en San Andrés ejerciendo su profesión? Estaría dispuesta a venir a trabajar como médica en el archipiélago?
¡Me encantaría! Siempre trato de volver, con cada estudio realizado regreso, como médico general y como especialista. El compromiso con mi comunidad tanto en San Andrés como en Providencia ha sido un motor para sobrellevar los bien conocidos problemas administrativos locales del sistema de salud, inclusive bajo sacrificio en diferentes formas de los sueldos, ejercer una medicina de riesgo por la falta de recursos y tolerar abusos de poder con tal de intentar prestar la atención en donde me siento más útil y necesaria que en una capital de millones. Anhelo que cada vez se vuelva más sencillo regresar. En las islas nació mi deseo de ser médico y allá continúa.
*Los pacientes aquí referidos NO-COVID19 son aquellos que presentan otras enfermedades que siguen requiriendo atención especializada hospitalaria, como los infartos, las patologías quirúrgicas, las crisis de diabetes, hipertensión y otras crisis de enfermedades crónicas.