Decir que nuestro país es uno de los más inequitativos del planeta es tan simple, que aterra la banalidad con que tratamos el tema. De los 10 países más desiguales del mundo, dos son africanos y ocho, latinoamericanos. Haití, Honduras y Colombia (en ese orden) están en la deshonrosa vanguardia.
Según la ONU, debe entenderse por inequidad “las desigualdades que se consideran injustas, innecesarias y socialmente remediables. (…) disparidades que están más allá de la voluntad de las personas y que se basan en el acceso diferencial a oportunidades por razones de clase social, género, etnia y el ámbito geográfico en que viven las personas”. La educativa se halla en la base de la desigualdad social y económica.
A raíz de los ‘diálogos’, el tema educativo tomó un cariz político (más que en otras épocas) siendo presentado a propios y extraños como la ‘prueba reina’ de que el ‘conflicto’ quedó atrás y el presupuesto educativo superó al de la guerra, como nunca antes, según afirmó orondo el presidente Santos en la entrega del Premio Compartir al Maestro 2015.
Como si faltara, la Escuela fue bautizada por FECODE como ‘territorio de paz’, ya que asume la paz como reflexión y acción permanente, olvidando decir que aunque siempre debió ser así, no lo fue ni lo es, empezando por la tirantez con que se relacionan no pocas veces docentes y directivos docentes y familias y estudiantes.
Una de las manifestaciones de la inequidad educativa se ve en la desigual atención en las zonas rurales y barrios marginales, frente a la de las zonas urbanas; corregirla es “el mecanismo más efectivo para disminuir la inequidad”, afirma el ex Rector de la Universidad de Los Andes, Carlos Angulo. Y la primera infancia, tan bien atendida por las familias de estratos altos, debería tener el mismo nivel de calidad en los estratos menos pudientes. En ello, gobierno y Escuela están en deuda con estas regiones y poblaciones.
Esfuerzos gubernamentales, casi siempre presupuestales, para reparar falencias y superar inequidades se ven, por ejemplo, tanto en la Ley 1804 de 2006, "por la cual se establece la política de estado para el desarrollo integral de la primera infancia de cero a siempre” como en la Jornada Única, “estrategia de mejoramiento basada en la gestión del tiempo escolar que busca que los estudiantes permanezcan más tiempo en el establecimiento educativo”.
Pero como de esto tan rico no dan tanto, de las buenas intenciones no se pasa: no llegan los recursos, o son insuficientes, o no son oportunos, o no hay compromiso para cumplir y hacer cumplir, etc. Un monumento a esta situación se levanta airoso en todos nuestros municipios y cada gobernante se esfuerza en adornarlo con sus propios méritos. Este monumento es llamado: ‘Elefante Blanco’, y lo describe bien la Secretaría de Transparencia de la Presidencia. Ejemplos entre nosotros: los ‘megacolegios’ y la Jornada Única, ya denunciados periodísticamente desde 2016.
Dada la precariedad de recursos que alegan los gobiernos, la empresa privada está llamada a jugar papel preponderante en todos los Niveles Educativos, complementando de esta manera la acción del Estado. Para mencionar, la Fundación Pies Descalzos liderada por la artista colombiana Shakira, cuyo objetivo principal es el de favorecer la educación pública de calidad “construyendo espacios educativos dignos, generando pedagogías innovadoras, apoyando la nutrición, brindando atención psicosocial y promoviendo el desarrollo comunitario, para niñas y niños en situación de vulnerabilidad”. Así cumple con la Responsabilidad Social Empresarial (RSE).
RSE que no son obras de caridad, se trata de “cumplir con las leyes, realizar las labores dentro de un marco ético, actuar con trasparencia y rendir cuentas a la sociedad”, recuerda Jaime Calderón Herrera. Así tenemos otros ejemplos como los de Tecnnova, Argos, Mamonal, Luker, Corona y el banco BBVA, que decidió destinar el 1 % de sus utilidades anuales para mejorar el sistema educativo y beneficiar a niños y jóvenes para que continúen sus estudios.
Llama la atención por qué San Andrés no está en los planes de RSE de estas y otras multinacionales: ¿falta de liderazgo, de interés, no importan nuestros niños? Vaya uno a saber.
Lo que sí debería estar claro es entender que nuestros niños necesitan recibir Educación de Calidad y que para ello es imprescindible que confluyan todos los sectores de la sociedad en este propósito. De no ser así, la Educación en nuestro Departamento no pasará de ser una quimera o un ‘elefante blanco’.
COLETILLA. El salario mensual de nuestros congresistas pasó a $32.741.755; el de un maestro, Grado 7 (Licenciados y profesionales), es de $1.718.168, luego de varios paros. Es decir, se pudieran contratar 19 maestros más por cada congresista. ¿Qué opina?
