Si aconteció todo lo contrario que la caligrafía era divino es decir de puño y letra de Jehová, Moisés cometió un sacrilegio, detestable y condenable, cuando lleno de ira por los innumerables pecados de sus paisanos terminó reventando contra un barranco del Monte Sinaí la mismísima caligrafía de Dios.
Ese es el Génesis del famoso Quinto Mandamiento, que después seria restaurado en el nuevo pacto de Moisés, como representante del pueblo de Israel y Jehová. La historia indica que en la famosa Arca de la Alianza, se perdió de nuevo la caligrafía divina del Quinto Mandamiento.
En días pasados escuché en un tertuliadero, a alguien decir que la vida era de Dios, y en ese sentido los cristianos pensamos que es así, pero al tertuliante se le olvidó, que ese mismo Dios dejó unos mandamientos para el comportamiento humano y es precisamente el Quinto Mandamiento que es: ‘No Matar’. El tertuliante lo que pretendía con su alocución era unir los dos conceptos. Nada más y nada menos que darle patente de corso al hombre en nombre de Dios, para acabar con la vida de otros, con el aparente de que simplemente al cristiano le tocaba.
Esta actitud de hecho no se amolda a un comportamiento cristiano, que lo que debe inculcar es un respeto absoluto por el respeto a la vida, que tienen todos los seres humanos, y que si bien es cierto que para el cristianismo Dios, es el dador de la vida, no es cierto que ese mismo Dios amoroso con sus hijos, pueda en ningún momento ser implicado en intentos o asesinatos en contra de su propia prole.
Pero a veces el protagonismo termina convirtiendo algunas conversaciones en insanas, dando pie para que muchos ciudadanos comiencen a pensar, que otros están haciendo fiestas con su desgracia y con la zozobra que producen por estos días en las islas panfletos y amenazas.
Que tal que a una persona cualquiera se le dé por decir que en un sueño se le presentó un ángel en nombre de Dios, ordenándole que actuara contra grupos o persona en particular, como están las cosas todo es posible por estos días, en donde hasta comienzan a aparecer seudo líderes como el de la opinión que escuché, que pretende seguramente quitarle importancia a lo que está aconteciendo, escudándose en pronunciamientos que pueden terminar siendo voces de complicidad sin quererlo.
Esa tranquilidad con que algunos se expresan, nos gustaría verla si en algún momento alguno de ellos, o sus familiares vivieran las situaciones difíciles que algunas familias están viviendo por estos días en el Departamento Archipiélago; de seguro que pondrían el grito en el cielo y acusarían a diestra y siniestra, e incluso hasta aprovecharían esas circunstancias para adelantar la campaña electoral a su partido.
Si fuesen tocados entonces la vida igualmente fuese de Dios, pero nadie tendría derecho a arrancársela sino por orden divina y esta premisa completamente válida, tendría que ser apoyada por todos y hay del que osara hacer otro tipo de argumentación.
Lo que necesita en este momento la gente amenazada es una solidaridad total, porque no hay ninguna duda de que lo que hoy le puede estar pasando a otros, como van las cosas, lo más seguro es que tarde a temprano te toque a ti, entonces es de menester una especie de protección ciudadana, en la cual la propia comunidad se convierta en vigilante solidario los unos de los otros.
Las autoridades tienen que demostrarle a una ciudadanía ávida de respuestas, que realmente están establecidas no solamente para guardar la seguridad pública, sino la vida y honra de las personas, en especial si son personas de bien, porque no es posible que una comunidad que ha tenido tanta confianza en las autoridades, la haya perdido en menos de un año.
Esas autoridades tienen igualmente que demostrar que si bien es cierto, Bogotá debe estar expectante de lo que pasa en las islas, son nuestras propias autoridades las que tienen que marcar la hoja de ruta de la seguridad en el archipiélago, de lo contrario y como van las cosas los comandantes de la Policía y otras representaciones de la autoridad demorarán en las islas muy poco y serían relevados con tanta frecuencia, que tanto ellos como sus subalternos no les alcanzaría el tiempo si quiera para dar la vuelta a la Isla.
El llamado es para que cerremos filas, en nombre de unas islas, que a pesar de todo lo que mucha gente sabía lo que estaba pasando, gozaban casi de una total tranquilidad.
La otrora impúdica y majestuosa isla de San Andrés tiene que volver a ser lo que fue en un pasado, tenemos la inmensa seguridad de que eso será posible, recogiendo todas estas experiencias, como algo que no debe volver a acontecer jamás, a pesar de que la vida continuara y los que aquí vivimos de manera personal sigamos haciendo nuestra propia vida y actuando con la personalidad, con que cada quien quiera llevar su existencia sin perjudicar a los demás.
Por encima de todo que cese la violencia y que los actores de ella misma, sean capaces de armarse del valor suficiente, como para dialogar sin perjudicarnos de la manera como lo están haciendo.
Elevamos desde esta tribuna una plegaria al Dios del cielo y de la tierra, para que siga protegiendo este territorio y para que ilumine la inteligencia de quienes deben, y tienen que protegernos para que sean más efectivos y leales con sus convicciones de autoridades democráticas y confiables.
(Por: Gabriel Salcedo Román)