‘Deja vu’ es un término francés que significa ‘ya visto’ o, por extensión, ya sucedido. Y en efecto, podría afirmarse sin temor a errar que San Andrés es la isla del ‘deja vu’ pues los sucesos que se vienen repitiendo, cada vez con mayor frecuencia y graves consecuencias, son el resultado de la porfiada ceguera oficial, la complicidad social y/o la corrupción estandarizada. Ya vista, ya sucedida.
Otra prueba fehaciente es que por esta misma fecha, pero hace 16 años, un grupo de ciudadanos raizales bloqueó el acceso al Magic Garden, hecho que se prolongó por tres semanas y originó la suspensión del (entonces) gobernador Ralph Newball por haber mostrado –según la Procuraduría General de la Nación– “una actitud complaciente y permisiva frente a la comunidad raizal que realizó la protesta”.
Hoy, pasados más de tres lustros, vuelve la misma protesta porque allí todo sigue igual. O peor.
El sitio de disposición final de residuos sólidos Magic Garden, es un botadero a cielo abierto convertido en relleno sanitario que recibe unas 65 toneladas (en promedio) diarias de desechos. En 2002 tenía tres etapas y ahora cinco. Los intentos de organización interna se dieron casi siempre al vaivén de sismos políticos y humaredas de incendios cada vez más frecuentes, como el de la semana pasada, que prendió las alarmas otra vez.
Y es que las consecuencias tóxicas para los vecinos precipitaron esta nueva reclamación que si bien no luce como la más adecuada, está soportada en una verdad de a puño: la situación del Magic Garden es crítica. “La gente de Schooner Bight ha sido la más afectada con la acumulación de las basuras y más con el reciente incendio y ni siquiera una brigada de salud ha llegado al barrio para ver cuán afectados estamos después de la emergencia”, afirmaron.
Pero además, existe otro componente que despierta la indignación no solo de los vecinos del Magic Garden, sino de toda la ciudadanía isleña, y es que los manifestantes reclaman el cumplimiento de los compromisos pactados en el proceso de consulta previa para la instalación de la planta por combustión de Residuos Sólidos Urbanos (RSU), el famoso y multimillonario ‘elefante blanco’ que llegó hace seis años para ser parte de la solución y nunca funcionó…
Otro ejemplo más del ‘deja vu’ local, ese elocuente vocablo galo que se anidó en el escabroso inventario de atrocidades con las que nos estamos acostumbrando a convivir en San Andrés. Como una suerte de sueño premonitorio convertido en pesadilla. Ya vista, ya sucedida. Ya repetida.