Más de mil ciudadanos entre raizales y residentes del archipiélago de San Andrés, Old Providence y Santa Catalina, viajan al continente colombiano a recibir tratamiento por insuficiencia renal moderada o severa, incluso terminal. La mayoría vive en el exilio lejos de su familia y sus amigos, porque en las islas NO existe una unidad renal.
En el archipiélago no se habla más que de cuántos turistas entran al año, cuántas posadas hay, dónde se invierten los miles de millones de pesos de la tarjeta de turismo, obras de infraestructura para el turismo y bla, bla, bla de los nuevos huevos de ‘oro golfi’ (gold filled) de la vieja gallina.
Money, money and money, para qué y para quién. ¿Puede una isla sobrepoblada de habitantes radicados y flotantes subsistir con un precario hospital? ¿En qué están pensando las autoridades al no atender con la, inteligencia, el corazón y sentido común el sistema de salud de las islas? ¿O es una novedosa forma de atacar la sobrepoblación? Que se enfermen y se mueran todos igual los que tenemos el poder y el dinero podemos tomar un avión, inclusive a parir un hijo.
Ya van muchos sacrificados, señoras y señores. Antes de obras de infraestructura turística necesitamos una unidad renal. Es vox populi que en el hospital habrían instaladas bacterias que no se han podido controlar enfermando de los riñones a usuarios, y a las autoridades parece que les da igual.
También necesitamos un banco de sangre. No más muertes por falta de ese líquido vital… Salud y educación, las cenicientas de las administraciones. En el continente inclusive es fácil encontrar unidades renales veterinarias, pero aquí… No hay cerebro, no hay pensamiento. No hay common sense. No hay corazón.
Una unidad de diálisis no necesita de tanto espacio. En el Clarence Lynd Memorial Hospital, hay lugar. Poseemos mucha energía alternativa como nuestro incandescente sol para ponerlo a funcionar.
¿Qué estamos esperando? ¿A ver quién engrosa la larga lista para salir a sufrir lejos del hogar, en una suerte de exilio forzoso, de tristeza, olvido y soledad?