Cuando comienza un nuevo año hacemos propósitos y deseos por el conteo que se inicia. Es como un ritual que acompaña anhelos, generalmente muy personales, que nos proponemos alcanzar en el nuevo período que se recibe con pitos, festejos y hasta con hermosos fuegos artificiales.
Con el 2011 también arranca la segunda década de este recién iniciado siglo XXI que ante las necesidades a que nos han expuesto los comportamientos climáticos, será de reformulación de políticas para atender a damnificados, recomponer la infraestructura, especialmente en la región de la costa Caribe y proyectar sobre las oportunidades que brinda la crisis para corregir y lograr un rumbo adecuado para una mayor equidad nacional que nivele las condiciones de convivencia.
Entre las acostumbradas aspiraciones personales y las plegarias por un país para sus mayorías poblacionales, queremos anotar algunas que deberían ser comunes para quienes aún pretendemos con interés transparente, noble y solidario de beneficio general para los habitantes de nuestro archipiélago.
La represa en la isla de Providencia, construida hace 20 años para satisfacer la demanda de agua potable en el municipio, requiere de atención urgente para retirar los sedimentos acumulados, los que disminuyen paulatinamente su capacidad y ponen el riesgo el suministro del esencial líquido.
La Casa de la Cultura, es una fundación sin ánimo de lucro, una organización no gubernamental que durante cuatro décadas ha sido faro para las manifestaciones intelectuales, artísticas, cívicas y culturales para la identidad de los isleños.
Merece ser elevada a la categoría de Patrimonio Histórico y Cultural del Departamento (la fundación como bien inmaterial) y con eso alcanzaría patrocinios oficiales para la reparación de sus instalaciones locativas y desarrollo de sus programas. Merece mayores consideraciones por parte de la gobernación para continuar independiente en sus políticas de defensa de la identidad insular.
The Green Moon Festival, el festival de la luna verde que se colgó en el firmamento para internacionalizar nuestra cultura y promocionar un destino Caribe único de Colombia y seguir realizando encuentros que exaltan la cultura popular que une a nuestros pueblos.
La Casa de San Andrés y Providencia en la ciudad de Bogotá, adquirida para satisfacer las necesidades de congregar organizadamente a los de las islas en la capital y ahora se encuentra en manos de extraños con pretensiones de apoderamiento, desplazando a los de las islas de sus legítimos derechos de usufructuar la propiedad.
Estos son apenas algunos temas que deben llamar nuestra atención hasta obtener la solidaridad justa para el disfrute pleno de los servicios establecidos por medio de las obras e instituciones anotadas.
Happy New Year
Kent Francis James
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