Esto es a propósito de la decisión de la Procuraduría de instar a la Gobernación Departamental al cierre del Parque Nacional Natural de Johnny Cay, la islita de la foto y del souvenir que llevan los turistas cuando visitan San Andrés. El islote es administrado por Coralina, y según el gobernador en entrevista con La W, recibe a mil turistas todos los días.
“No, señor periodista, no tenemos todavía estudios de capacidad de carga”. El entrevistador con eso le dio la oportunidad, y Ronald Housni explicó que ninguno de nuestros territorios emergidos tiene aún ese estudio, que se están adelantando.
Dijo que la Gobernación comparte las preocupaciones de Cotelco, que no quieren cerrar Johnny Cay, y también dijo no estar seguro de decir semejante cosa al aire (pero qué bueno que lo hizo): genera incertidumbre pensar que el estudio de capacidad de carga de San Andrés dé como resultado que ya vivimos más que los que la isla puede soportar.
Yo agregaría que ese estudio es el 'coco' del sector hotelero. A veces uno no sabe exactamente quiénes son los que formulan política pública en la isla, los militares, el gremio hotelero, Bogotá, o el poder “democráticamente” elegido. ¿Cuál es el quid en el asunto de la capacidad de carga? Veamos una posibilidad.
No podríamos continuar con la estrategia actual de venta del destino, que consiste en atraer turismo todo-incluido y de bajo costo. No parece rentable tener (por decir algo) 200 mil turistas al año, sino un millón. Dependemos del desmán, del principio de vender cantidad y no calidad.La calidad debe medirse con una estrategia de educación en la que es el sector turístico y hotelero el que debe hacerse competente.
El mercado tiene mecanismos para regularse cuando hay demasiada demanda por un bien escaso El precio es una restricción regulatoria, pero para poder implementarla hay que aumentar la calidad.
Las empresas realmente fuertes pueden identificar la oportunidad dentro de la crisis, y además sacar provecho de invertir en soluciones a largo plazo. Es un reto para el sector hotelero, pero es una reforma necesaria. Afortunadamente, no es el equilibrio sistémico lo que debe cambiar, sino la mentalidad.
Difiero con el gobernador en este sentido: no creo estrictamente que estemos ante un riesgo de afectación del destino. No creo que el cierre de Johnny Cay impacte significativamente en el número de turistas anuales.
Es más, creo que podría ser un goodwill de la Reserva de Biósfera, porque creo que el destino se afecta todos los días con este modelo económico tan desigual y con tan pocas competencias en infraestructura.
Perdí la cuenta de los visitantes con quienes de corazón me he disculpado en nombre de San Andrés, sólo para mi tranquilidad emocional. No sé con cuántos colombianos, argentinos, españoles y brasileños he hablado sobre la isla.¿Cómo queremos ser recordados los isleños?
Creo que merecemos una mejor imagen. El pésimo servicio, la atención al cliente, las piscinas de aguas servidas en las calles, el estado de la malla vial, la falta de regulación de precios en muchos servicios, la pérdida de biomasa de los ecosistemas, la basura a lo largo y ancho de la isla,y por supuesto, la inseguridad.
Volviendo a la infraestructura: ¿cómo es que todavía Johnny Cay no tiene un muelle, y hasta ahora dicen que por favor se cierre? ¡Antes! Por eso y por la erosión costera.
Parece injusto que a semejante isla tan hermosa, se la siga recordando de una forma tan atropellada, a causa de la resistencia al cambio de sus habitantes. La situación no va a cambiar, otra vez, lo que tiene que cambiar es la mentalidad, la disposición a adaptarse de quienes toman las decisiones en cada gremio.
Definitivamente no van a aumentar los 27 kilómetros cuadrados que tenemos. Lo que puede cambiar son las estrategias para aprovechar de forma eficiente los recursos, en beneficio de todos. Eso es una inversión tremenda, en educación, en asesorías para hacer transiciones en los modelos de negocio, pero es posible, es probable, y lo mejor, vale la pena. Ya hay muchos ejemplos a nivel mundial.
Hay demasiados recursos desaprovechados en la isla, que podrían dejar mucho más dinero, y mejor distribuido, y esa es finalmente la única estrategia de seguridad que funcionará a largo plazo. Lo que hay que actualizar es la información, gente. No somos autosuficientes, una isla que se aísla, se condena. Peaceout.