Por primera vez la problemática interna raizal se estudia en una corte internacional de justicia. Y, quien lo creyera, cortesía de la misma Colombia que por años –por acción u omisión– se le atribuye el consenso de haber originado la gran mayoría de los problemas que ahora trata de solucionar o, para muchos, ignorar.
La excelente intervención en Guatemala de los tres líderes raizales ha señalado a la Corte Interamericana de Derecho Humanos (CIDH) la difícil situación de los raizales derivada de los daños ambientales y sociales causados por el modelo de desarrollo comercial y turístico de las islas que pone a la cuestión raizal y ambiental en un segundo plano y en peligro.
En énfasis fue denunciar la crítica situación que vive el archipiélago en materia de derechos humanos y medio ambiente y se resaltó la necesidad de medidas especiales a que tenemos derecho como pueblo étnico, derivados del Convenio de la OIT y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, para no mencionar lo instaurado por la Constitución Colombiana de 1991 y ratificado por nuestra Corte Constitucional a través de varias sentencias instigando (sin éxito) al gobierno a actuar para proteger tanto a la etnia raizal como al medio ambiente, como las 530 de 1993 y la 053 de 1999, puntualizó Walt Hayes Bryan.
Colombia no esperaba que un grupo étnico que dice querer proteger al haber comenzado el proceso ante la CIDH le haya dicho a esa Corte que le dicte medidas especiales para protegerla de las acciones de su propio país.
¿Autogol de Colombia?
Lo cierto es que fue una intervención magistral de los tres líderes raizales que tendrá repercusiones por años porque ha abierto unos argumentos que para Colombia va a ser difícil de sacudir y lo más probable es que tendrá que incorporarlos de ahora en adelante en todo lo que haga a nivel internacional en relación a las islas. Se abre una caja de Pandora que favorece en tema raizal a nivel internacional y nacional.
Aquí hay una gran ironía y es que a raíz de una acción de Estado, buscando un concepto de la CIDH atinente al nexo entre “hacer mega obras” y su impacto sobre el medio ambiente y derechos humanos, la problemática interna raizal –con unos temas críticos, como la sobrepoblación que se señaló al responder la inquietud de uno de los jueces– se haya elevado a un nivel internacional bastante considerable y haya llamado la atención de todo el hemisferio y seguramente del mundo (algo que mentes legales en Managua y en La Haya no ignorarán).
No se puede olvidar que Colombia tiene asuntos pendientes de las islas en la CIJ en La Haya, y con dos casos, pero allí va a alegar que no puede cumplir con el fallo del 2012 porque éste ha violado los derechos raizales cuando se establecieron los límites arbitrarios que quitaron aguas ancestrales a los raizales para dárselas a Nicaragua.
Es que ahora los argumentos expuestos por los líderes raizales y las falencias en lo interno frente a lo raizal podrían ser usados por Nicaragua como argumentos contra Colombia. El país Centroamericano tiene ahora elementos para esbozar una posible doble moral colombiana con las islas: se defienden derechos étnicos raizales externos pero se ignoran los internos.
Los jueces de La Haya también tomarán nota de lo dicho en Guatemala. Por eso la intervención de los raizales y de otros grupos que también presentaron dicha problemática, resultará incómoda para Colombia: la población étnica que más sería afectada por mega proyectos en el Caribe presenta unos argumentos donde el mismo país al que pertenece los trata en forma indebida y hace por acción u omisión hechos que afectan sus derechos que se quiere hacer respetar, pero aparentemente no para ellos en Colombia misma. Una contradicción que le puede costar cara a cualquier país.
Es de notar que a diferencia de la CIJ de La Haya, que estudia y se supone que soluciona conflictos entre Estados (aunque lo ha agravado en el caso nuestro con Nicaragua), la CIDH estudia casos entre Estados, la sociedad civil e individuos y busca proteger sobre todo los derechos individuales y colectivos. Por eso a la CIDH cualquier persona o grupo interesado o afectado puede presentar observaciones de respaldo o rechazo a un caso que se estudia.
Pero como los raizales no podemos ir directamente a La Haya (Colombia debe hablar allí por nosotros) y nuestro país hará un filtro seguro para no mencionar la problemática interna raizal, es de extrema importancia escuchar los argumentos en relación al trato que otorga Colombia a los raizales, al medio ambiente de las islas y al contexto donde los dos interactúan.
El tema se pone cada día más interesante también por lo incómodo que puede resultar todo esto para nuestro país y cómo logrará superar el grave asunto de alegatos legales de la aparente contradicción de argumentos que tiene ahora muchísimo peso legal y puede complicarle el paso a nuestro país en La Haya.
Sin ir más lejos, ahora mismo, por estos días se anuncia la construcción de un gran proyecto hotelero –otro más– en San Andrés que tendría licencia de la oficina de Planeación ¡en una zona de humedales contigua a la sede de la corporación ambiental Coralina.
De allí la importantísima intervención de los tres líderes raizales en Guatemala que marcaron un hito supremamente importante al elevar la problemática raizal a un nivel nunca antes visto.
Cambio de comportamiento...
¿Hará esto que Colombia cambie de tono y se vuelva más atenta a los asuntos raizales en argumentos legales y en la realidad sobre el terreno? ¿Tomará Colombia el riesgo de mejorar sus credenciales de defensa raizales y hacer lo correcto nombrando a un co-agente adicional para que un raizal pueda hacer una presentación directa ante los jueces en La Haya por las violaciones a nuestros derechos ancestrales de la mano del fallo del 2012?
Desde la CIDH no se espera una decisión trascendental como las que se esperan desde La Haya en relación a los dos casos, sobre los cuales se ha mantenido un silencio pero detrás de cámaras Colombia prepara la segunda Contra-Memoria para el caso donde Nicaragua pide una mayor plataforma continental. Tiene plazo hasta finales de año para presentarla.