No hay día en que la inmensa pero desigual lucha de la mujer para hallar un espacio digno en la sociedad no sea noticia; que sea valorada por el solo hecho de ser persona y corresponsable en la creación de una comunidad humana más justa, igualitaria y equitativa; dueña autónoma de su destino, sueños y temores con plena aceptación social, por ser lo que es.
Los gobiernos mundiales se han esforzado en combatir esta lacra social contra la mujer, como lo prueban las cuatro Conferencias mundiales sobre la mujer: México (1975), Copenhague (1980), Nairobi (1985) y en Beijin (1990) y cuatro encuentros más entre el año 2000 y el 2015, el último de los cuales se conoce como Beijin +20.
Fue en la Conferencia de Beijin, donde la Iglesia Católica, al reconocer esta problemática de la mujer la denominó: “La cuestión femenina”, considerándola como "un elemento esencial de un proceso de cuyo éxito depende el futuro de la Humanidad". También el BID exhorta a “prestar especial atención a intensificar su contribución y a tener en cuenta sus necesidades, sus diferentes roles y sus cambiantes circunstancias económicas y familiares. Ello significa que se debe reconocer más su contribución actual y potencial como productora, como individuo capaz de tomar decisiones y como generadora de ingresos”.
La ONU al proclamar el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional, pretende “crear condiciones favorables para la eliminación de la condiciones de discriminación contra la mujer y para la plena participación de la mujer en los esfuerzos para fortalecer la paz internacional”. En el mundo se celebra el 21 de marzo; en Colombia, el 14 de noviembre en memoria de Policarpa Salabarrieta, La Pola, lográndose importantes avances en cuanto a la promoción de la igualdad de género y su empoderamiento; a pesar de ello “El ser niña y mujer en Colombia, es todavía una característica que deriva en exclusión e implica desventaja”, afirma Olga Patricia Rendón.
Estos problemas son notorios en lo político y lo económico; en el primero somos de los países de América Latina con menor representación de las mujeres en el campo político, y eso que el 51% de la población colombiana son mujeres. Por ejemplo, de los 19 funcionarios con que arrancó la “era Housni Jaller” en 2016, únicamente había 7 mujeres, el 36%. Fatal.
En lo laboral, las cosas no son mejores, pues existen, entre otras cosas, prácticas deshonestas que no facilitan la promoción de la mujer como son: realizar procesos de formación fuera del horario laboral, el cual emplea la mujer para atender su hogar; o los eventos de promoción laboral teniendo como requisito la antigüedad en la empresa o en el cargo sabiendo que la maternidad y el cuidado de los hijos presentan algunas limitaciones para su promoción, según afirma Merlín Patricia Grueso Hinestroza,investigadora de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.
En lo referente al maltrato a la mujer, “Colombia está actualmente en la cola de América Latina en materia de violencia contra la mujer", dice Florence Thomas, profesora de la U. Nacional, añadiendo que San Andrés junto a Boyacá son los departamentos con más alto índice de violencia de género, con marcada tendencia a la violencia sexual.
Pero oficialmente nada se dice –y menos se sabe– de la situación de la mujer (niña, joven o adulta) en el Departamento, salvo esporádicas acciones gubernamentales y débiles pronunciamientos de la “sociedad civil”; los medios de comunicación poco dicen en pro de la mujer y el cumplimiento de sus derechos. Sin embargo, a fines del año pasado en thearchipielagopress.com se publicó un escrito que refleja lo que pasa en estas “ínsulas” de ultramar en el cual se deja constancia de que el tema “no es una prioridad de la sociedad civil”, y el columnista concluye preguntándose: “¿Qué cosa tiene que pasar en las islas para que nuestra lucha por una vida libre de violencia sea una prioridad? Para que la NO violencia contra las mujeres sea un tema de todos y estemos menos solas”.
Tampoco sabemos qué deba pasar, pero rogamos que no sean casos tan brutales como los sucedidos en Bogotá con la niña Yuliana Samboní, y con Dora Lilia, “víctima de brutal abuso en Buga”, pero que Medicina Legal dice que falleció “por causas Naturales”, brincando todas las evidencias.
No, aquí no tenemos tales casos; es más, tal vez no pasa nada. Está la palabra empeñada del Gobernador: “En nuestro gobierno velaremos por los derechos de la mujer, para que siempre sea protegida de todo tipo de violencia y así pueda desarrollar libremente su gran potencial generador de beneficios sociales”. Nada qué temer. En vos confiamos. ‘Vade retro’, Florence y Corpovisionarios.