Esta semana la Aeronáutica Civil estuvo en el ojo del huracán debido a una absurda decisión de negar los permisos para la operación de un chárter proveniente de Panamá y además, por la pésima condición en la que se encuentra operando el terminal de San Andrés.
Ya son cientos o hasta miles de quejas las que se escuchan por doquier acerca de las paupérrimas instalaciones del Gustavo Rojas Pinilla, y las torturas a las que se deben someter turistas y residentes durante sus viajes.
El gobierno departamental aumentó el costo de la tarjeta de ingreso en la isla para intentar desincentivar la llegada de turistas y enfocarse principalmente en buscar un turismo de mejor calidad como el internacional, sin embargo algunas empresas privadas y entidades como la Aerocivil no parecen estar en sintonía con las necesidades de la isla.
En un Caribe competitivo, donde islas como Honduras ofrecen a las compañías aéreas maletines con cientos de miles de dólares para establecer chárteres, o inclusive realizan ofertas de hasta 20 dólares por pasajero que les lleven a la isla, ¿tendría algo de lógica rechazar un vuelo chárter desde Panamá bajo la excusa de que existen sillas disponibles en esta ruta y la isla por lo tanto no se necesita este chárter?
Esta fue la conclusión a la que llegó la Aeronáutica Civil, luego de que la aerolínea Air Panama solicitara permisos para operar 3 chárteres en el mes de junio, razón por la cual decidió negarles el permiso, según lo manifestó el director encargado de la Aerocivil, Luis Carlos Córdoba, en una reunión que se realizó en la Gobernación Departamental el pasado jueves.
Las noticias de esta decisión fueran puestas en conocimiento a través de los medios de comunicación por la gerente de la compañía aérea, Maru Gálvez, quien manifestó a los periodistas que no entendía la decisión de la entidad de regulación aérea, ya que desde el año 1993 quedó consignado en el artículo 32 de la ley 47, ley marco del Departamento Archipiélago lo siguiente: “A partir de la vigencia de la presente ley, el transporte aéreo y marítimo de carga y de pasajeros, nacional e internacional, de y hacia el Departamento Archipiélago operará bajo la modalidad de cielos y mares abiertos”.
“Es la primera vez en la historia de San Andrés que se le niega la operación de un chárter a una compañía aérea” manifestó la funcionaria panameña, y con toda razón, ya que tal decisión no solo va contra de una ley nacional, sino que además va en contra del desarrollo de la isla.
Según cifras estimadas, de negarse definitivamente este permiso la isla se estaría perdiendo, solo con los primeros 3 chárteres anunciados, un ingreso de alrededor de USD $150.000, y nuestra economía no se puede dar el lujo de rechazar tal cifra, sobre todo cuando nos estamos enfrentando a una posible crisis económica por la inclusión de las compañías del grupo Waked a la lista Clinton.
Esta telenovela quedó en continuará, ya que luego de la reunión donde tanto como los representantes a la cámara Housni y Gallardo, como el gobernador, el presidente de la Cámara de Comercio y parte del sector privado conformaran un frente conjunto para presionar a la entidad aérea de dar los permisos, aún resta que esta conteste formalmente si va a permitir la operación de Air Panama, y lo complicado es que según la programación el primer chárter estaría llegando el viernes de la próxima semana.
Lo anterior deja entrever la falta de sinergia que existe entre las entidades del gobierno nacional, ya que mientras entidades como el Viceministerio de Turismo, Procolombia, Anato y Fontur, están en la búsqueda constante de desarrollar nuevas rutas aéreas y aumentar las exportaciones de servicios turísticos para lograr las metas contempladas en el plan nacional de desarrollo, entidades como la Aerocivil se rigen por sus propios intereses y torpedean la labor que se viene adelantando, ya que el rechazo de estos permisos da un mensaje claro a la industria aeronáutica del mundo, dejando entrever que en Colombia no se tienen intenciones de mejorar la conectividad y permitir la libre competencia entre compañías aéreas, por lo tanto, es mejor que se lleven sus aviones cargados de turistas a otras islas donde además de darles permisos, les ofrecen los incentivos que nosotros no tenemos para ofrecer.
Mejor malo conocido…
El aeropuerto de San Andrés fue construido en la década del 50 por el intendente Max Rodriguez, un capitán de corbeta de la Armada nacional, quien dirigió las obras de desarrollo en la isla durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla. Desde entonces fue remodelado en los años 70 durante el sesquicentenario (150 años) de la adición de San Andrés a Colombia, y cuyo nombre utilizó por varios años, y nuevamente en el gobierno del intendente Simón González donde prácticamente se construyó la infraestructura base en la que funciona el aeropuerto ahora.
Hace algo más de un año, el aeropuerto fue retomado luego de que declararan un incumplimiento de contrato al operador Casyp, quien venía operando el terminal aéreo desde el 2007, y el cual si bien presentaba quejas por los altos costos de los servicios aeroportuarios, el terminal aéreo funcionaba, quizás no en la mejor manera, pero por lo menos era funcional.
A partir de la retoma de la operación por parte de la Aerocivil, el Gustavo Rojas Pinilla entró en una pendiente cuesta abajo, que ha ido cogiendo cada vez mayor velocidad hasta el punto en que hoy el terminal aéreo es una vergüenza para la cantidad de personas que transitan anualmente por él.
No funcionan los baños, no funcionan las bandas de entrega de maletas, no funciona el ascensor, no funciona el aire acondicionado de las salas de espera, no funcionan los ventiladores del área de counters, por ratos no funciona la pista, y tampoco funciona el Scanner de rayos X de la policía antinarcóticos, devolviéndonos a la década del 80 donde al ingreso a la isla la requisa se hacía manualmente.
El aeropuerto en algo más de un año ha pasado a tener un aspecto ruinoso, en donde da miedo transitar y que alguno de los tantos objetos viejos como ventiladores y letreros se le caigan encima debido a la falta de mantenimiento previsto por la entidad.
Debemos entender que si vamos a cobrar casi cien mil pesos para el ingresos de personas a la isla, al menos su primera impresión, es decir, el aeropuerto, debe parecer una tasita de té de lo limpio y en buen estado que se debe encontrar, sin embargo el primer turista de $100.000 se va a encontrar con la peor infraestructura en toda la historia del aeropuerto de San Andrés, demostrando por que como dice el viejo y conocido refrán, Más vale Viejo Casyp conocido, que una buena Aerocivil por conocer.