¡Guepajé! ¡Que viva la fiesta! Llegó la feria, comida, 'guaro', a bailar, es la época en que todo esta permitido… ¡A celebrar mijo! ¡Celebramos el nacimiento del Niño Dios, guepaje! No importa que muchos niños se quemen con pólvora y los más pobres no reciban regalos (¿será clasista Santa Claus?) Hay que celebrar. No importa que en enero las cuentas nos ahoguen y el guayabo nos mate, que vá… ¡Hay que celebrar!.
Al pobre medio ambiente no le va nada bien, consumo en exceso, basuras, despilfarro y lo más tenaz: abuso a los animales, no veo que la gente ni las autoridades estén consientes que con la pólvora y la bulla que ella genera, producen mucho estrés en la fauna. Mejor dicho diciembre no es el mes de los animales silvestres sino de los ‘animales’ humanos.
Los animalitos se asustan desmedidamente, por lo menos mis perritas recogidas de la calle que me acompañan incondicionalmente, cuando oyen las explosiones terminan temblando debajo de la cama. Si eso pasa con los domésticos que están acostumbrados a las locuras de nuestra especie, imagínese que sucede con los animalitos silvestres, las ardillas, iguanas, babillas, los pájaros…
La pólvora no solo asusta a muchos sino que contribuye al calentamiento global, finalmente es candela y la que usan en la guerra produce muerte y destrucción. Por favor no mas pólvora, inventémonos otras maneras de diversión mas sana y donde no haya quemados y asustados.
Seamos claros, la navidad se convirtió en una fiesta comercial para producir mucha plata, ya no es una celebración religiosa; al contrario, lejos de ser una época de espiritualidad, la lujuria y slos excesos abunda por doquier.
Los alumbrados navideños tampoco ayudan a la conservación, más consumo, más despilfarro en un planeta abusado en su demanda de energía. Entonces llamemos las cosas por su nombre, la navidad es un negocio.
No estoy en contra de la fiesta y la diversión sana: que rico tomarse unos buenos traguitos con los amigos, bailar, pasarla bueno… Pero sin la escusa de que por estar de fiesta, tengamos todo tipo de desmanes.
Llegó el momento donde el hombre, el ‘Homo Sapiens’, tiene que darse cuenta que el cambio hay que darlo, que el camino por donde vamos no es. Entonces… ¡Que viva la conciencia ecológica, guepajé!
PD.
Tres preguntas finales
1) ¿Por qué se sigue abusando de las manta-rayas en el Acuario? 2) ¿Por qué se insiste en el Centro de Reclusión de Menores en el sur de San Andrés? 3) ¿Por qué no hay campañas para separar las basuras y reciclar de verdad?