Durante mi permanencia en la Universidad Pontificia Bolivariana, en la facultad de educación, en la ciudad de la Eterna Primavera, una de mis primeras experiencias con este vicio, es decir, el del onanismo psíquico, fue durante las fatuas ‘asambleas’ semanales de un grupo minoritario de la facultad de sociología de la U. P. B. Claro, también llegaban unos cuantos ‘revolucionarios’ de la Universidad de Antioquia y de la Nacional.